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FERIA DEL LIBRO

Saramago señala que nunca ha escrito lo que no pensaba

Miguel Ángel Villena

José Saramago se define a sí mismo como un superviviente. El consagrado escritor portugués, traducido a más de 30 idiomas y residente en Lanzarote, manifestó ayer que nunca ha escrito algo que no pensara. «Hace unos años», comentó el autor de Todos los nombres, «una mujer me preguntó en una fiesta del PC portugués si alguna vez había escrito algo que no pensara. Le contesté que no, aunque es cierto que he podido dejar de contar cosas que pensaba. Esa actitud corresponde a un superviviente». Estos autorretratos fueron dibujados ayer por Saramago durante la presentación de la obra José Saramago: El amor posible (Planeta), un libro de conversaciones que el periodista Juan Arias (Almería, 1932) ha mantenido con el novelista luso.Obsesionado con la idea de la muerte, José Saramago (Azinhaga, 1922) confesó que desea morir como ha vivido. «Es decir», afirmó el escritor, «con respeto hacia mí mismo como condición del respeto hacia los demás y sin perder el sentido de que el mundo debería ser más justo y no un lugar infame». Fruto de largas entrevistas, Arias subrayó que el novelista había contado en el libro más de lo que quería contar al principio y más de lo que el periodista esperaba. «Decirlo todo de una vida es algo imposible», apostilló Saramago, «pero confirmo lo dicho».

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Periodista de EL PAÍS desde sus primeros tiempos, Juan Arias negó ayer que el carácter de Saramago fuera pesimista. «Siempre existe una polémica sobre este punto», manifestó el autor, «pero si Saramago fuese pesimista, ya habría rendido las armas». Tras reconocer que no podía quejarse de su relación de pareja ni de su trabajo ni de su salud, el novelista portugués añadió: «No entiendo cómo en este mundo alguien puede declarar que es optimista».

Junto a la literatura y la política, la religión y la idea de Dios han ocupado buena parte de las conversaciones del libro hasta el punto de que Arias comentó que se trataba del capítulo más importante. «Yo creo que no hay nada después de la muerte», indicó el autor de El Evangelio según Jesucristo con la indignación por ese mensaje de la Iglesia católica de que «el mundo es un valle de lágrimas» y con la protesta porque «el Papa nunca habla de Dios».

Con el objetivo de no engañar a nadie con el libro Saramago destacó que le había insistido a su mujer, la periodista Pilar del Río, para plasmar la «otra mirada». «El capítulo dedicado a Pilar es tan relevante que sin él, el libro sería otro», concluyó Saramago.

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