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I PREMIO ALFAGUARA DE NOVELA

Dos libros sobre la muerte y la memoria

Sergio Ramírez y Eliseo Alberto presentan sus obras ganadoras

Sergio Ramírez estaba un poco deprimido. Se había presentado a las elecciones en Nicaragua con un pequeño partido y no le fue bien. Decidió sumergirse en una vieja idea: Rubén Darío, la saga de dictadores de los Somoza, 50 años de la historia de Nicaragua. Así nació Margarita, está linda la mar . Algo similar le sucedió a Eliseo Alberto con Caracol Beach . Ambos decidieron tentar la suerte, se presentaron al Premio Alfaguara y lo ganaron.

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Hace dos años Eliseo Alberto también andaba triste. Mal de amores, entre otras cosas. Volvió a leer un cuento de Gabriel García Márquez, amigo y maestro. Empieza así: «Como es domingo y ha dejado de llover, voy a llevar un ramo de flores a mi tumba». Fue como una orden. Se sentó y no paró de escribir Caracol Beach , una novela sobre el miedo, la locura, la inocencia, el perdón y la muerte. Cuenta, como Ramírez, que la presentó al nuevo galardón para darse a conocer a los lectores, tanto en España como en América Latina.Ambos escritores se someten con resignada alegría a que los periodistas intenten establecer comparaciones entre sus dos libros. «Las dos obras trabajan en la recuperación de la memoria», comentó Eloy Martínez Tizón. «En las dos, el protagonista sale a buscar la muerte, uno para que lo maten y otro para morir», afirmó ayer Sergio Ramírez. «Es cierto, no había pensado en ello», replicó Eliseo Alberto quien ve la novela como un último capítulo de Informe contra mi mismo , su anterior libro publicado en España, escrito con la «intención de que no se olvide algo como la involución». Alberto dice que recordará siempre lo que le recomendó su madre en cierta ocasión. «Yo estaba muy triste y me dijo: "El asunto no es olvidar, es saber recordar". Pero, ¿cómo olvidar el olvido?»

Las dos novelas son muy caribeñas y ambas tienen una estructura muy dinámica que se desarrolla a través de diversas voces y tiempos. Margarita, está linda la mar transcurre fundamentalmente entre 1907, cuando Rubén Darío regresa a Nicaragua, y 1956, con una tertulia que se dedica a recordar al poeta y a conspirar. Se prepara un atentado contra Anastasio Somoza. Entre la ficción y la realidad, el libro resulta muy ágil, es estupendo el personaje de Darío. «No tiene pretensión historiográfica ni hagiográfica. Lo que he querido es tratar aspectos que me perturban, lo escondido, y las claves de Darío». En la novela se incluye un currículo de Anastasio Somoza y una explicación final de la situación sobre Nicaragua y la familia de los dictadores.

Igual que Eliseo Alberto en Caracol Beach , que en el último capítulo ofrece una breve cronología de sus personajes: un grupo de estudiantes que emprende una loca carrera hacia Coral Beach, en los años noventa, y la historia de un soldado que estuvo en la guerra de Angola. El choque va a ser brutal. Es una novela que incita al vértigo. «Es muy veloz, de estructura acelerada», dijo Alberto, «es como una montaña rusa, a la que se sube despacio pero luego se baja a toda velocidad».

Con Caracol Beach , Alberto rinde a homenaje a García Márquez. «Es un guiño a Crónica de una muerte anunciada . Pero en ésta no se sabe qué va a pasar y en la mía se sabe desde el principio que el soldado va a hacerse matar». «Es una novela de náufragos, como yo, que soy un náufrago triste».

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