Lisboa se convierte en la capital de los océanos

El presidente portugués, Jorge Sampaio, inauguró a media tarde de ayer la Exposición Mundial de Lisboa, dedicada monográficamente a «la conservación de los océanos como patrimonio del futuro». Bajo un calor sofocante y ante la presencia de 5.000 invitados, de ellos 1.200 niños, el jefe del Estado luso lanzó un solemne llamamiento para «preservar el planeta y defender el medio ambiente». Los reyes de España, don Juan Carlos y doña Sofía, estuvieron presentes en la ceremonia, que fue retransmitida en directo por las televisiones públicas de Portugal y España y seguida por alrededor de 200 millones de personas en la península Ibérica, América Latina y el África lusófona. Portugal vivió ayer una de las jornadas más históricas de su pasado reciente.

En el año en que se celebra el quinto centenario de la llegada de Vasco de Gama a India, Sampaio declaró abierta la última exposición mundial del milenio y el proyecto nacional más importante de la reciente historia de Portugal desde el 25 de abril de 1974, aquella revolución romántica e incruenta, la revolución de los claveles, que restableció las libertades en el país vecino.«Este gran acontecimiento cultural, científico y humano de dimensión planetaria», señaló Sampaio, «debe convertirse en un lugar de encuentro de todos los pueblos (...) y en un símbolo de lo que queremos para el próximo siglo: un tiempo de diálogo entre civilizaciones, continentes, culturas y religiones, un tiempo de cooperación internacional y de solidaridad entre el Norte y el Sur, el Este y el Oeste».

El jefe del Estado luso destacó que Portugal, «país europeo, atlántico y universalista, con una lengua hablada por unos 200 millones de seres humanos y una memoria cultural presente en todas las esquinas de la Tierra, se reencuentra ahora, tras la Revolución del Veinticinco de Abril, con la democracia y el sentido de la apertura, la modernidad y la innovación».

«Preservar el planeta»

Jorge Sampaio explicó que la Expo 98, «al escoger los océanos como patrimonio para el futuro, apela a las nuevas generaciones para que tengan la consciencia que, muchas veces, nos faltó. Esa consciencia es la de la responsabilidad, que no excluye a ningún ser humano, para preservar el planeta y defender el ambiente, los recursos naturales, el patrimonio y la memoria».La inauguración de la muestra mundial, en la que participan 150 países y organizaciones internacionales, fue un día de euforia y autoafirmación nacional. Los empleados de la muestra trabajaron a ritmo frenético hasta el último segundo para que todo estuviera dispuesto en la inauguración. Los nervios de la víspera dieron paso a la autoestima oficial. El comisario de la Expo, António Torres Campos, rindió su particular homenaje a todos los trabajadores que contribuyeron a la realización de «esta gran obra nacional que deseamos sea una gran fiesta del Portugal moderno».

El alcalde de Lisboa, Joao Soares, defendió el sentido de la «utopía» de los portugueses y subrayó que «Lisboa acoge con orgullo, entusiasmo y sentido de la responsabilidad esta fiesta del final del milenio» que, sin duda, es «un desafío para la ciudad y el país en su camino hacia la modernidad».

El primer ministro luso, el socialista António Guterres, destacó que la Expo ha probado a todos los portugueses que son «tan buenos como cualesquiera otros», e insistió en el tema monográfico de la Expo de defensa de los óceanos.