El arsénico de los lodos no es peligroso para la salud, afirman Administraciones y ecologistas
Las administraciones central y andaluza, y también los ecologistas de Greenpeace, calmaron ayer la alarma provocada por la presencia de arsénico en los lodos vertidos por la presa de Aznalcóllar (Sevilla). Según todos ellos, el compuesto químico en cuestión (arseniato férrico) es muy poco soluble, casi inasimilable por los seres vivos, y no supone peligro para la salud humana. Las zonas agrícolas contaminadas por el desastre suman cerca de 2.000 hectáreas. El número de trabajadores afectados no tiene todavía cifras oficiales.El portavoz del Gobierno, Miguel Ángel Rodríguez, aseguró tras el Consejo de Ministros, apoyándose en informes del Ministerio de Sanidad, que el arsénico de los lodos «está en la misma piedra de la zona, no está disuelto en el agua, sino en estado sólido», y que «no conlleva riesgos».
El consejero de Medio Ambiente de la Junta, José Luis Blanco, sostuvo lo mismo en Sevilla. El arseniato férrico es un componente normal de la pirita. La cantidad en la que está presente en los lodos vertidos (entre 5 y 6 gramos de arsénico por kilo de lodo) es la típica del mineral de pirita de la zona (5,5 gramos por kilo).
Es muy probable, por lo tanto, que este contaminante provenga, al igual que las sales de metales pesados, del proceso normal de lavado del mineral. Según Blanco y Greenpeace, ese hecho descarta que el arsénico provenga de unos residuos tóxicos trasladados a la balsa minera desde empresas de Huelva, como se habían precipitado en señalar días atrás las hipótesis más ruidosas.
Para Blanco, la suposición de que la empresa mintió y tiró a la balsa unos residuos importados cuyo destino era la corta es «absurda», ya que con ello sólo habría encarecido enormemente su gestión de residuos. La Consejería de Agricultura de la Junta publicará el próximo martes una orden para prohibir la actividad agrícola y el tránsito en la zona contaminada (unos 40 kilómetros junto a las márgenes de los ríos Agrio y Guadiamar).
La Junta sostiene que la actividad agrícola en esa zona está interrumpida desde el primer momento, pero varios de los grupos ecologistas han venido denunciando que se seguía regando junto a los cauces afectados por el vertido.
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