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Una escultura de Ptolomeo de 23 toneladas se expone en París

A Lawrence Durrell, que mientras vivió en ella tanto la detestó, la evocación de Alejandría que propone el Museo del Petit Palais, de París hasta el próximo 26 de julio le habría parecido espléndida. Por un lado están las fotos del brasileño Carlos Freire, que nos presentan las Justine y Clea de ahora, los hijos y nietos de Balthazar, Nessim e incluso Mountolive; por otro nos topamos con las 23 toneladas de granito rosado de uno de los Ptolomeos. El arqueólogo Jean-Yves Empereur, que lo salvó de las aguas en 1994, cree que se trata de Ptolomeo II, pero también pudiera tratarse del fundador de esa dinastía de faraones que, puesto que eran como dioses, a veces mataban a sus madres, a menudo a sus hijos, y que casi siempre se acostaban con sus hermanas.La ciudad mítica, esa cuyos límites trazara Alejandro el Grande el 331 antes de Jesucristo dibujando en el suelo su silueta con la ayuda de harina derramada, ha desaparecido casi totalmente, engullido incluso el emplazamiento de sus murallas por la historia de mil derrotas. En el Petit Palais, con la ayuda de tapicerías del XV y XVI, de mosaicos romanos, del Efebo griego de Agde, de tanagras que conservan su policromía de origen o de una hermosa estatua de Isis, los objetos se entremezclan, pero el tiempo se ordena. El plano primitivo de Hipodamos de Mileto, con sus esquinas en ángulo recto, se superpone al caótico laberinto actual. La biblioteca que ardiera con la flota egipcia encuentra su lugar.

Los faros del mundo

Y quien habla de Alejandría habla también del faro, de esa isla de Pharos que ha bautizado todos los faros del mundo y sobre la cual se levantaba -135 metros de altura- esa luz que guiaba los barcos hacia la que Estrabón presenta como «el mercado del mundo». El faro fue destruido el 8 de agosto de 1303. Un terremoto seguido de unas olas gigantescas acabaron con el faro.La exposición, que se instalará en la ciudad mediterránea de Agde entre agosto y noviembre, es el fruto del trabajo de Empereur, pero también del talento financiero-publicitario del arqueólogo. Tras su trabajo están Elf Aquitanie, la Fondation Electricité de France, la BNP y otras sociedades, entre ellas una cadena pública de televisión. Sin su aportación económica habría sido imposible sacar de las aguas a Ptolomeo. La escultura ha soportado el traslado sin problemas porque antes su figura ha sido numerizada a través de 700.000 referencias láser que han permitido localizar el centro de gravedad de la misma y desplazarla sin apenas rozamientos.

La exposición lleva por nombre La gloria de Alejandría, y su emblema es el enorme Ptolomeo de granito, que ha venido hasta París embarcándose en su ciudad y hasta Marsella para después tomar la autopista. De momento anda falta de rodillas y piernas, que parece permanecen enterradas en el fondo del mar, junto al fuerte de Qaitbay y esperando que una nueva expedición las rescate.

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