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EE UU acepta ceder el registro de Internet a un consorcio internacional

Se amplían las direcciones para facilitar la navegación

El Gobierno de EE UU revelará pronto los detalles de un proyecto por el que propone crear un consorcio internacional para controlar el registro de direcciones en Internet; es decir, los nombres de los lugares en los que buscar información. El interés del vicepresidente Al Gore por la red y las peticiones internacionales para «descentralizarla» -la Unión Europea se opone al monopolio norteamericano sobre la concesión de dominios- han hecho que la Casa Blanca renuncie en parte a su papel regulador.

Los cambios no tendrán consecuencias sobre los contenidos, sino más bien sobre el tráfico y la forma en que la información circula por la red. Una compañía internacional sin ánimo de lucro será la encargada de que el nuevo «código de circulación» permita una convivencia mayor y mejor en la red.La Casa Blanca ha revelado en parte sus planes por medio de una conferencia en Nueva York de Ira Magaziner, consejero político del presidente Bill Clinton. Magaziner asistió a un debate sobre Internet en el que anunció la presentación de la propuesta gubernamental en las próximas dos semanas. La Casa Blanca responde así a los llamamientos de instituciones internacionales que pedían la autorregulación de Internet. La red nació en EE UU con propósitos militares, pero su expansión la ha convertido en un foro global que, sin embargo, seguía dependiendo en parte del Gobierno norteamericano.

Actualmente, la Administración de EE UU tiene un contrato con la compañía Network Solutions (con sede en Herdon, Virginia) para la adjudicación de direcciones en Internet. Esa empresa se encarga de distribuir los huecos de la red entre las compañías y los individuos que transitan por ella. El sistema actual adjudica extensiones o sufijos a cada organización para registrar su dirección, habitualmente ».com« para la mayoría de las páginas, ».net« para las redes. ».edu« para instituciones educativas» y ».org« para los organismos. Cada país tiene también su propio sufijo, como ».es« en el caso de España.

La propuesta actual de la Casa Blanca cambiará dos aspectos fundamentales de Internet. Por un lado, se añadirán nuevas extensiones de dirección a las que existen ahora (».web«, ».arts«, ».firm«, etc...) para permitir que los usuarios identifiquen mejor los lugares por los que navegan y tengan un acceso más sencillo a la información. Eso hace que las grandes empresas hayan expresado su temor a que otras más pequeñas registren su nombre con otra extensión de dirección y se beneficien así de la confusión que provoca la existencia de muchas extensiones diferentes.

La segunda novedad, la más importante en cuanto a la filosofía de la red, es la descentralización de Internet, que deja de estar regulada en buena parte por un organismo de EE UU. El contrato del Gobierno de este país con la empresa Network Solutions termina el próximo mes de septiembre, y será entonces cuando un consorcio de compañías internacionales sin ánimo de lucro pueda hacerse cargo del control y la adjudicación de las nuevas direcciones. No se espera que esto acabe con las críticas internacionales, porque la Casa Blanca quiere que la sede del organismo permanezca en territorio de los Estados Unidos.

El Gobierno estadounidense recabó la opinión de cientos de organizaciones antes de redactar la normativa; Al Gore pidió incluso un debate público sobre el asunto. Muchas de ellas pidieron que nada cambiara en la situación actual ante el temor de que cualquier retoque en Internet conduzca al caos. A pesar de su origen estrictamente estadounidense, las direcciones de Internet fuera de EE UU representan ya la cuarta parte de la red.

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