Análisis de sangre en Madrid y Valencia buscarán el origen del contagio de hepatitis C

En Valencia, 217 personas han contraído la hepatitis C; el 60% de ellas, presumiblemente contagiadas por el mismo anestesista. La Unión de Consumidores de España y los dos principales sindicatos -CC 00 y UGT- se van a personar como acusación popular en el caso y se preguntan si la existencia de un control periódico sanitario del personal médico habría evitado este contagio masivo, mientras que la investigación sigue en marcha. Sólo los análisis las pruebas virológicas, que se van a efectuar en laboratorios de Madrid y Valencia, verificarán el origen del brote.

La falta de transparencia en este asunto es tal que en la Consejería de Sanidad ni siquiera quisieron precisar ayer si entre las muestras de sangre, enviadas a los laboratorios está la del anestesista, Juan Maeso. Remitieron a la información oficial, donde se detalla que los análisis se harán en el departamento de Genética de la facultad de Biológicas de Valencia y en el instituto Carlos III de Madrid. El portavoz de la FSP-UGT, Miguel Usó, matizó ayer que si existiera un control periódico de los riesgos de salud laboral de cada acto quirúrgico y de las condiciones en las que trabaja cada facultativo, se evitarían casos como éste. En el supuesto de una persona que reconozca consumir opiáceos, como es el caso de Maeso, el control debería ser obligatorio, añadió.

"Cómplices"

José Luis Pérez de los Cobos, el, letrado que preside la Unión de Consumidores (UCE), señaló ayer a la Consejería de Sanidad como responsable directa del contagio y añadió que el anestesista no interviene solo "y parece impensable que pueda contagiar a un paciente ignorándolo el resto del equipo". La responsabilidad se extendería a su juicio a sus compañeros, a los que tilda de "cómplices o encubridores". La comisión científica que asesora a Sanidad está integrada por expertos en Anestesia, Microbiología y Genética.

Uno de los, ocho miembros de la comisión, el catedrático de Genética de la facultad de Ciencias Biológicas de la Universidad de Valencia Andrés Moya, ya participó en un estudio (publicado en la revista New England Journal of Medicine) que revelaba un supuesto contagio por parte de un ciruja no cardiaco detectado en el hospital Vall d'Hebrón de Barcelona hace dos años.

Tras analizar los resultados provisionales del estudio epidemiológico iniciado el 20 de marzo (días después de la primera denuncia de contagio presentada en el juzgado), se confirma que en estos momentos existen un total de 217 casos "probables" de hepatitis C. Estos datos parten de los casos declarados por las empresas Iberdrola y Telefónica, cuyos empleados tienen un concierto médico con la clínica que ya ha prohibió el acceso a sus instalaciones a su anestesista Maeso, y por particulares afectados, a los que se suman los casos detectados desde el año 1995 hasta hoy en la clínica La Salud y el hospital La Fe, los dos centros en los que intervenía el anestesista antes de ser apartado del trabajo.

La comisión no descarta que esta cifra cambie a medida que avancen las investigaciones "para conocer con exactitud qué casos pertenecen a este brote y cuáles podrían deberse a otras causas", según señala su comunicado. La hepatitis C empieza a detectarse entre los años 1989 y 1990, por lo que los expertos matizan que puede haber un número indeterminado de infecciones debidas a transfusiones sanguíneas anteriores a esas fechas.

La comisión de expertos continúa, con el estudio virológico (determinación del genotipo de la hepatitis C, de los que existen seis, y secuenciación de nucleótidos del virus) "para verificar la explicación causal y determinar las bases moleculares para establecer la responsabilidad etiológica individual de los casos". El seguimiento y tratamiento de los pacientes se está llevando a cabo en las undades hepáticas de los hospitales valencianos.