"La sociedad necesita idealistas"
Tenía apenas veinte años cuando desafió a las autoridades comunistas y fundó la Federación de Estudiantes Autónomos de Pekín, que se convirtió en la plataforma de la pacífica protesta universitaria de la primavera de 1989 en China. Wang Dan, un tímido estudiante de Historia de la universidad de Beida, fue el estratega del movimiento que reclamaba más libertades,- pero sobre todo el freno de lo que empezaba a ser por entonces el más grave cáncer del sistema político: la corrupción rampante dentro del partido.A diferencia de Wu'er Kaixi y de Chai Ling, los otros dos principales cabecillas de la protesta estudiantil, Wang Dan no logró escapar del país. Entró en la clandestinidad el mismo 4 de junio, después de la represión con los carros de combate en la plaza de Tiananmen por parte de los soldados del Ejército de Liberación Nacional.
Al poco tiempo fue detenido y sentenciado a cuatro años de cárcel por "crímenes contrarrevolucionarios". Pocos meses antes de que expirara la pena fue puesto en libertad justo cuando China negociaba fuerte su aspiración a organizar la Olimpiada del 2000. Fue excarcelado con la condición de que abandonara sus inclinaciones a criticar al régi- men. No aguantó mucho tiempo callado y se unió a la campaña de quienes pedían la libertad para todos los detenidos por los sucesos de Tiananmen: "El país necesita todavía de idealistas, gente capaz de sacrificarse por la libertad Y la democracia". Fue de nuevo encarcelado, sin cargos durante más de un año, y finalmente procesado y condenado a 11 años de prisión por conspiración contra, el Estado.
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