Dispuesto a morir de ridículo
"Alguna vez, creyendo ofenderme, han dicho de mí que yo no soy un filósofo, sino un periodista. A mucha honra. He escrito más, que la mayoría de los periodistas", dice Fernando Savater. También ha escandalizado a más de uno su afición por los géneros populares.A ellos dedica en Despierta y lee una divertida anécdota que ayer repitió en la conferencia de prensa. Ocurrió en junio de 1997, durante una jornada dedicada a Bernard Groethuysen en la Universidad parisina de la Sorbona en la que presentó una ponencia. En el almuerzo que siguió al encuentro, uno de los sesudos participantes defendió el cine culto europeo frente a engendros norteamericanos como Parque Jurásico. "Dispuesto como siempre a morir de ridículo por lo que amo, salí en defensa de los dinosaurios de Spielberg". Provocó casi un pasmo entre los presentes que le miraron con pena.
Para su sorpresa, el veterano maestro de la fenomenología Jean-Toussaint Desanti afirmó que la película le había en cantado y que incluso se había comprado una corbata de dinosaurios. "Me sentí redimido".
Savater, que comenzó a colaborar en la prensa a los 16 años, traza en el libro un perfil del periodista ideal: "El que se hace notar sin hacerse notar. Inalcanzable, como cualquier otro ideal". "Muchos de ellos tapan la información con su cuerpo", añade.
