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Fernando Savater muestra lo esencial de su obra en un libro de artículos y aforismos

El escritor propone en 'Despierta y lee' una ética sin "sanciones ni obligaciones"

"Atrévete a pensar por, ti mismo. Sal de la minoría de edad". Fernando Savater resume su entusiasmo por las ideas de la Ilustración en el título del libro que acaba de publicar: Despierta y lee (Alfaguara), que reúne artículos, prólogos, textos de conferencias, apuntes biográficos, escritos a lo largo de los años, todos ellos revisados, y aforismos. El volumen constituye una poderosa labor de síntesis del pensamiento del escritor sobre la ética, la política y la ciudadanía, de sus gustos literarios, de su amor por el cine y de su pasión por los géneros populares y la aventura.

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Dispuesto a morir de ridículo

"Quien no haya leído nada de mi obra podrá ver en este libro todas mis ideas y a quien no le guste nada lo que pienso puede ahorrárselo", explicó ayer Fernando Savater en la presentación en Madrid de Despierta y lee. ¿El extraordinario sentido del humor de Savater contribuye a su lucidez? "Me quita acidez", respondió. Leído en su conjunto, se observa en el libro una profunda reflexión sobre la muerte, presente desde el primer capítulo ("en el principio está la muerte") hasta el último (los romanos utilizaban una fórmula muy hermosa para designar la muerte de alguien: "Se fue con la mayoría"). "Sale mucho la muerte, pero sin ir acompañada del ceño fruncido".

Los tres primeros capítulos son fundamentales para entender las ideas de Savater. "Ética de la alegría condensa todo lo que pienso de la ética". Parte del concepto de finitud y concluye que la ética es "penar alegremente. La vida vale la pena, pero la pena está en la vida. Para mí la ética es más un arte de vivir que una normativa. No tiene mandamientos, eso es cosa de las religiones, no tiene nada que ver con sanciones ni con obligaciones".

En Perplejidades éticas del siglo XX analiza esa disciplina desde dos puntos de vista que se han enfrentado a lo largo del siglo XX: desde la perspectiva restringida, referida a tal o cual grupo humano con determinadas características étnicas, y desde la universal, que consiste e¡¡ un reconocimiento de la humanidad ajena. "Todos los nacionalismos son excluyentes, incluso el europeo. Europa es como una balsa a la que nadie puede subir". La idea de la extranjería es una de sus constantes. "Todos los seres humanos somos extranjeros y por tanto huéspedes". En La ciudadanía caopolita plantea que lo que conviene a los hombres es producir más humanidad, no más cosas.

Los 'ideoclips'

Savater no quiere llamar aforismos -"una palabra muy consagrada"- a la treintena de breves reflexiones que ha incluido -"no sin dubitaciones pudorosas"- al final del libro. Los ideoclips, como los titula, dan cuenta de su buena forma mental y de su actitud ante la vida. Por ejemplo: "Fue dichoso en cuanto renunció a la felicidad". "La obsesión por la felicidad es como andar mirándose los pies. Puede impedir andar, puedé bloquear la posibilidad de ser feliz". Otros arrancan una sonrisa: "Detesto tanto ese bostezante tormento llamado vida social que no me extrañaría si, tras mi existencia pecaminosa, en lugar de ir al infierno me condenasen a un cóctel. Me horroriza la vida social, me espantan los cócteles en que hablas al mismo tiempo con 10 personas y no hablas con, nadie. Cada vez soy más avaro con mi tiempo, pues tengo enormes obligaciones como intentar contestar, y no tengo secretaria, las 40 o 50 cartas que recibo diariamente". Fernando Savater, que fue presentado por el director de Alfaguara, Juan Cruz, como 11 un hombre admirable por su coraje moral, por su actitud ciudadana, capacidad de magisterio y gran generosidad", puede ser deliciosamente malévolo. Se le preguntó qué opinaba sobre el 35º Congreso de Filósofos Jóvenes, que se clausuró ayer en Barcelona, y dijo que que aún no se había repuesto de la foto de la inauguración (véase EL PAÍS del 15 de abril), en la que José Antonio Marina, que abrió las jornadas, parecía el más joven. "Me hizo pensar en una reunión del politburó del partido comunista chino. Yo ya no voy a esos sitios porque estoy viejo [nació en Guipúzcoa en 1947]. Es el descrédito junto de la filosofía y la juventud". Sobre la obra. de Marina afirmó que "señala cosas importantes y acoge al lector".

Tampoco los intelectuales, incluyéndose a él mismo, escaparon a sus dardos. "Es una estupidez eso del silencio de los intelectuales. Habría que hablar más bien del barullo, si no paramos de hablar. Lo que pasa es que hoy no existe un Papa intelectual como lo fueron en su tiempo Jean Paul Sartre o Bertrand Russell".

Savater volvió a la seriedad para hablar del próximo milenio. "El siglo XX creyó demasiado pronto que había excluido algunos fantasmas, como el totalitarismo. El gran reto del XXI es ver si se logra una política global mundial, que incluya cosas como los derechos humanos, la erradicación del hambre o el fin de la violencia, o si sólo se van a globalizar las tarjetas de crédito.

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