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El referéndum del Sáhara y la pesca ponen a prueba las relaciones hispano-marroquíes

Las relaciones entre España y Marruecos, uno de los temas más sensibles de la política exterior española, se verán sometidas próximamente a una doble prueba: la celebración del referéndum del Sáhara -en el que España pretende mantener una posición neutral- y la renovación del acuerdo pesquero entre Marruecos y la UE, que en gran medida afecta a la flota pesquera canaria, andaluza y valenciana. Tanto en Bruselas como en Madrid se contempla con aprensión el retraso en la formación de un nuevo Gobierno marroquí semanas después de que se designara primer ministro al socialista Abderramán Yussufi, nombrado el pasado 4 de febrero.La ausencia de un Gobierno impide a los diplomáticos españoles y comunitarios abordar una agenda compleja que sin duda deparará sorpresas en los próximos meses. El referéndum sobre el destino de Sáhara, que auspicia la ONU para concluir el proceso de descolonización iniciado hace más de 23 años con la retirada española del territorio, ha entrado en una fase decisiva con la preparación del censo definitivo, cuya composición determinará el resultado de la consulta. La ONU puede pedir a España, como antigua potencia colonial, que realice una campana institucional para animar a la participación en la consulta que decidirá en diciembre el destino final del territorio.

Fuentes diplomáticas españolas señalaron que la pretensión del Frente Polisario de utilizar territorio español para hacer campaña en favor de sus tesis independentistas dificilmente puede ser impedida con la legislación española en la mano, lo que puede irritar al Gobierno marroquí y comprometer la imagen de neutralidad que pretende el Gobierno español. Según esas fuentes, el movimiento saharaui puede utilizar emisoras privadas de las islas Canarias para lanzar sus mensajes dirigidos a la población saharaui. La diplomacia española es consciente de que el movimiento saharaui cuenta con apoyo no solo entre los sectores de la izquierda española, sino incluso en las filas del PP. El actual Gobierno, al igual que el anterior socialista, no ha autorizado que el Frente Saharaui abra oficialmente una oficina de representación en España, aunque tras la convocatoria del referéndum el ministro de Exteriores, Abel Matutes, recibió el pasado 25 de noviembre al líder de la autoprocalamada República Democrática Saharaui, Mohamed Abdelaziz, lo que originó la protesta de la diplomacia marroquí.

El Gobierno español, al igual que el francés, no ve con buenos ojos el nacimiento de un nuevo Estado al sur de Marruecos y preferiría una solución negociada entre las dos partes que, salvando la soberanía marroquí, concediera una amplia autonomía a los saharauis. Sin embargo, ningún responsable diplomático español hace declaración alguna que se salga de la mas estricta neutralidad.

El interés del Gobierno de Aznar por la situación política y social de Marruecos se pondrá de manifiesto en la segunda semana de abril, cuando se celebre en Marruecos la cumbre anual hispanomarroquí, a la que acudirá el presidente del Gobierno y una importante delegación de su Ejecutivo.

Acuerdo pesquero

El Gobierno español sigue con especial interés las negociaciones para la renovación del acuerdo pesquero entre Marruecos y la UE, que deberá resolverse el verano próximo, por las graves repercusiones que puede tener en un año electoral en Canarias, Andalucía y parte del levante español. El anterior primer ministro marroquí, Abdelatif Filali, cuñado de Hassan II, reiteró el pasado verano la voluntad de su Gobierno de que el actual acuerdo pesquero sea el último, aunque indicó estar abierto a "nuevas ideas".Por el actual acuerdo pesquero, que expira en el año 2000, unos 500 barcos españoles faenan en aguas marroquíes. Los amadores de Marruecos han construido una flota de altura especializada en la captura de cefalópodos. La flota española que se dedica a ese tipo de pesca, y tiene su base en Canarias, puede ser la más afectada por unas negociaciones que se anuncian duras.

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