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ÓPERA

Los ecos de un milagro

El Mediterráneo continúa su luna de miel barroca con René Jacobs y María Bayo. En enero fue La Calisto, de Cavalli, en el teatro Nacional de Cataluña; ahora, Julio César, de Haendel, en Valencia, con casi todos los artistas que hicieron posible un milagro interpretativo de los que dejan huella, en una gira europea de hace algo más de tres años.¿Se repite el milagro en esta nueva edición? Pues sí y no; sí, en lo que queda de entonces, y no, en las incorporaciones. René Jacobs hace un Haendel lleno de fuerza y calor: enérgico, pasional, volcado en subrayar los afectos de las voces. Deja cantar con generosidad a los personajes y hace cantar con mimo a los instrumentistas.

Jennifer Larmore, María Bayo y Bernarda Fink enamoran. Sus diferentes sensibilidades musicales no impiden la integración en una visión común de Julio César. Iris Vermillion despierta, sin embargo, la nostalgia de Lorraine Hunt, el Sesto de 1994. Y no porque la mezzosoprano alemana cante mal -al contrario, lo hace estupendamente-, sino porque su línea canora es distante y no entra en el juego de complicidades de sus compañeras de reparto. Está, cómo decirlo, en otro estilo: menos interiorizado, menos fogoso. En cuanto a los cantantes masculinos, sus actuaciones no pasaron de discretas.

Julio César

De Haendel. Con Jennifer Larmore, María Bayo, Bernarda Fink, Iris Vermillion y Graham Pushee. Concerto Köln. Director: René Jacobs. Palau de la Música de Valencia, 26 de febrero.

Se trata, en cualquier caso, de un Julio César de extraordinaria calidad. Tal vez Jacobs, para aligerar la longitud de la partitura, se excedió en los cortes, especialmente en el tercer acto. El personaje menos perjudicado fue el de Cleopatra. María Bayo, radiante, lo acomete con empuje y sensualidad, recreándose en las melodías o exhibiendo su habilidad para las ornamentaciones. Espléndidas, por ejemplo, fueron sus arias Piangero la sorte mia y Da tempeste il legno infranto.

Jennifer Larmore borda de colores, recursos y estímulos el personaje de Julio César y Bernarda Fink luce una línea de canto de extraordinaria delicadeza en Cornelia. El Concerto Köln, magnífico en todo momento, entiende la letra y espíritu del Barroco con una emoción contagiosa. El éxito fue enorme.

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