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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

AIbright y Aznar

La máxima abominación imaginable en el uso de la fuerza es la que se da cuando, en el ejercicio de la violencia bajo la forma, o fase, de extorsión o de amenaza, el extorsionador proyecta sobre el extorsionado la responsabilidad de lo que él mismo perpetará contra éste si no se doblega a cumplir la condición que, puesto ya en el punto de mira de las armas, se le exige. Se alegará que decirle "Tú serás el único responsable de lo que yo te haga si no te sometes a mis exigencias", o decirle una vez ejecutada la amenaza "Tú lo has querido", descargando sobre él toda la culpa del daño que uno mismo le ha infligido, no es más que una ficción que sólo vale en el juego de esa miserable configuración metajurídica de la conciencia que se llama Moral, pero no otra es la perversa convención que, con su balanza de cargos y descargos y su polaridad de quién tiene razón / quién no la tiene, rige de hecho y autoriza y convalida las relaciones de poder y de violencia entre hombres, bandidos y naciones. Es singular, quizá revelador, por otra parte, la ambivalencia con que ha sido usada, con un lapso de 3 o 4 días, la palabra "responsabilidad": primero, cuando no recuerdo qué autoridad americana ha dicho que Sadam Hussein será el único responsable de lo que los bombarderos americanos perpetren contra Iraq; segundo, cuando Albright, el 9 de febrero, ha dicho que Estados Unidos tiene "la autoridad, la responsabilidad y los medios" para lanzar un ataque contra Iraq. En este segundo caso, la "responsabilidad" viene a valer como un deber moral, como una carga a la que los Estados Unidos se sienten obligados, o que se autoarrogan, en nombre del "peso de la púrpura" con que los grava su carácter de Primera Potencia Mundial, o, en fin, una "misión histórica" de cuya defección "el concierto de las naciones" o hasta la Historia misma podría demandarlos.Por lo demás, ¿quién puede dejar de sospechar que tienen ya determinado hacerlo desde el día mismo en que tantas decenas de millares de toneladas de hierro empezaron a zarpar o a despegar desde puertos y aeropuertos? ¿que esa "vía diplomática" en la que todavía dicen confiar, pero cuyos "días contados" se agotan de manera tan sospechosamente acelerada, no es más que el intervalo necesario para completar los planes estratégicos hasta tener a Iraq en posición de tiro? ¿Es que un potencial de hierro y fuego de semejante magnitud ha soportado alguna vez la humillación de arriar el pabellón de guerra y volverse para atrás sin soltar un cañonazo? ¿No es de temer, en fin, por otra parte, que así como el 4º de los fines declarados del ataque a Panamá era probar el entonces nuevo bombardero Stealthy "en combate real", no haya también ahora algún nuevo artilugio que sería lamentable desaprovechar la ocasión de experimentar así mismo "en combate real"?

Por lo que a España se refiere, parece ser que, a una pregunta de Anguita sobre Iraq, Aznar le ha contestado que España es aliada de Estados Unidos, no de Iraq; a lo que Anguita, a su vez, ha replicado que no se trata de alianzas sino de derecho internacional. Es una lástima que Anguita no haya tenido reflejos para indicarle, además, al presidente, que su respuesta venía a alinearse con la siniestra concepción de la política del pro-nazi Carl Schmitt como "cuestión de amigos y enemigos".- .

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