Un estudio desaconseja la amniocentesis temprana
Para una mujer embarazada que quiera saber si tiene un feto sano, la espera por las pruebas médicas puede parecer eterna. La prueba más común de enfermedades genéticas, la amniocentesis, no se hace habitualmente hasta la semana 15 o 16 del embarazo, y se tarda otra semana o dos en saber los resultados. La prueba consiste en extraer una muestra del fluido que rodea al feto en el útero y obtener células fetales para un análisis genético. Los médicos han tratado de encontrar maneras de dar una respuesta en menos tiempo. Pero una alternativa que muchos médicos ya están utilizando ha resultado más arriesgada que otras, según los autores de un nuevo estudio realizado con más de 4.000 mujeres en Canadá. El artículo, publicado el mes pasado en The Lancet, demuestra que la amniocentesis temprana, realizada a las 11 o 12 semanas del embarazo, hace que aumente considerablemente el riesgo de una deformidad del pie semejante al pie zambo y que se incrementen ligeramente las posibilidades de un aborto involuntario o el nacimiento de un bebé muerto.Los científicos subrayaban que sus descubrimientos eran sólo aplicables a la amniocentesis temprana, no al procedimiento normal, que se considera fiable y que tiene un índice muy bajo de complicaciones. El estudio canadiense sobre la amniocentesis temprana fue dirigido por Douglas Wilson, del British Columbia's Wornen's Hospital and Health Center, en Vancouver.
La prueba genética prenatal se ofrece habitualmente a las mujeres embarazadas con mayor riesgo de tener niños con defectos de nacimiento: madres de más de 35 años o las que tienen un historial familiar de enfermedades genéticas. Los hallazgos canadienses sobre la amniocentesis temprana son importantes, según un investigador que no está relacionado con el estudio, Mark Evans, profesor en los departamentos de obstetricia y genética de la Wayne State University y el Hutzel Hospital de Detroit.
Alternativas
Para Evans se trata de "un asunto muy importante", y reconoce el interés actual por la amniocentesis temprana. El investigador mantiene que el nuevo estudio ha dejado muy claro que el procedimiento temprano no debe ser utilizado en la mayoría de las mujeres. Un editorial de The Lancet prevenía también contra esto. Según Evans, existe una alternativa más segura para las mujeres que quieren disponer de información genética al principio del embarazo, si bien requiere una mayor pericia por parte de los médicos. La prueba consiste en el muestreo de vellosidades placentarias (CVS, siglas en inglés), que se hace a las 10 semanas de embarazo o más tarde.
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