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Carlos Heredero retrata la filmografía de Gutiérrez Aragón

¿Por qué un director de cine se dedica al cine? Una de las respuestas, al menos la de Manuel Gutiérrez Aragón, según lo reconoce él mismo, está en Cuentos de magia y conocimiento (Altafilms), el libro donde el crítico Carlos F. Heredero repasa la filmografía de este director santanderino. "Uno de los directores españoles con más independencia y coherencia, siempre en busca de imágenes de expresión libre", afirmó Heredero durante la presentación del libro en la Fnac de Madrid.

Una opinión compartida por Angela Molina, que "es el corazón del libro", según el director, y encargada de presentar este primer libro con el que la distribuidora Altafilms incursiona en el campo editorial. Para Molina, actriz favorita de Gutiérrez Aragón, "las películas que he hecho con él han marcado mi alma y mi forma de trabajar". La actriz ha filmado con este director Camada negra (1977), El corazón del bosque (1978), Demonios en el jardín (1982) y La mitad del cielo (1986).

Manuel Gutiérrez Aragón (1942) pertenece a la generación de Pilar Miró, Jaime Chávarri, Víctor Erice, Fernando Colomo y Ricardo Franco, cineastas nacidos en los años cuarenta y que hicieron sus primeros trabajos entre 1970 y 1978.

El atractivo del cine de este director cántabro, según Heredero, son sus historias realistas, en cuyo fondo siempre hay, un elemento de magia, misterio y paradoja que lo convierten en un "narrador de estirpe cervantina", añade el autor. Se trata de un director de cine que se apoya y toma como pretexto la estructura de los cuentos de hadas y de las narraciones de la infancia, y que el propio Gutierrez Aragón reconoce como "un artilugio que empleo como andamio".

Un "flashback' a España

Cuentos de magia y conocimiento, además de ser un análisis película a película, es también la oportunidad para hacer un flashback por los últimos 25 años de España. "Hacer un libro sobre un director de cine es testimonio del estilo de una época; y el cine es permeable al pensamiento que domina cada momento", asegura Gutiérrez Aragón, cuyo primer largometraje, Habla, mudita, lo realizó en 1973.Doce películas ha hecho desde entonces, la última de las cuales, Cosas que dejé en La Habana, se estrenó hace dos semanas, es catalogada por el crítico como su obra de madurez".

"Un francotirador por tener un cine muy personal", según la definición de Heredero. En este ensayo crítico, el autor descubre las constantes del director cántabro: intento de ir más allá, trascender la apariencia de la realidad, gusto por las paradojas, búsqueda de imágenes expresivas por sí mismas, la independencia, y siempre huyendo de ataduras narrativas.

Algo que Gutiérrez Aragón resume en una frase: "La búsqueda de lo inefable, de lo que no se habla pero se puede sentir".

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