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Objetivo: renegociar el acuerdo de Washington de 1993

Benjamín Netanyahu ha logrado dar marcha atrás y hacer retroceder las relaciones entre israelíes y palestinos a septiembre de 1993, cuando se firmó en Washington el acuerdo marco, en el que se estableció la fórmula paz por territorios, vislumbrando una futura autonomía palestina, pero sin especificar sobre qué territorio se edificaría ni qué procedimientos se seguirían hasta el autogobierno.Los acuerdos de Oslo fueron desarrollados en dos negociaciones consecutivas: el pacto general de El Cairo (mayo de 1994), en el que se estableció la autonomía para Gaza y Jericó, y los acuerdos interinos de Taba (septiembre de 1995) en los que se concretaron los términos de la retirada israelí para siete grandes ciudades, dejando para el final la salida de Hebrón y quedando pendiente una discusión y negociación posterior de la retirada de las zonas rurales de la Cisjordania, además del futuro de Jerusalén.

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Una oleada de atentados terroristas en Tel Aviv y Jerusalén, a primeros de 1996, que se saldaron con más de 60 muertos, paralizó, por decisión del entonces primer ministro, Simón Peres, la negociación y la retirada pendiente. Meses más tarde esta paralización se transformó en congelación (mayo de 1996) con la llegada de Netanyahu al poder. Netanyahu puso de manifiesto desde el principio su deseo de renegociar globalmente la retirada de todas las áreas rurales.

La presión internacional -visita del rey Hussein de Jordania y del enviado especial de la Casa Blanca, Denis Ross- lograron reactivar el proceso de paz y forzar en enero de 1997 la firma del acuerdo de Hebrón, en el que se pactó la retirada parcial de esta ciudad y el resto de las zonas rurales siguiendo un plan en tres fases. Pero los israelíes establecieron dos salvedades: los asentamientos y las zonas de seguridad.

Los acuerdos de Hebrón sólo se llevaron a término en la ciudad -20% se quedó en manos de los israelíes-, pero no prosiguieron en las zonas rurales. La primera fase de aquella hipotética retirada, establecida para el 7 de marzo, no fue aceptada por los palestinos, ya que suponía sólo la retrocesión de entre un 1% y un 2% del territorio. La disputa por el incumplimiento de esta primera retirada, a. la que debía seguir la de septiembre de 1997 y julio de 1998, se vio complicada por el asentamiento de Har Homa y los dos atentados en Jerusalén.

Ésta es la situación en la que, Netanyahu se encuentra: no renuncia a los acuerdos de Oslo, pero trata de invalidar y efectuar una nueva lectura de los pactos posteriores, en especial el de Hebrón. El primer ministro israelí ha rediseñado en los últimos meses la retirada escalonada y prevista para Cisjordania, ampliando las zonas de seguridad controladas por Israel, alegando que se trata de "puntos vitales" para la vida del país, pero trata de establecer como condición previa la persecución palestina del terrorismo islámico. En cifras. globales los palestinos han recuperado aproximadamente entre el 27% y el 30% del territorio capturado por los israelíes en 1967. El Gobierno de Netabyahu se ha negado a concretar qué parte del territorio está dispuesto a devolver.

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