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Arafat podrá visitar el Museo del Holocausto en Washington

Yasir Arafat podrá visitar, si así lo desea, el Museo del Holocausto de Washington en calidad de presidente de la Autoridad Palestina. El anuncio se produce cuando Arafat, que mañana se entrevistará en la Casa Blanca con Bill Clinton, ya había sido humillado por dos decisiones anteriores del presidente de esa institución, Miles Lerman. El dirigente palestino declaró ayer desde París que aceptará la invitación final. "Estoy deseando visitar ese museo", dijo.En la primera decisión, Lerman le negó por completo el acceso al Museo del Holocausto de la capital norteamericana, con el argumento de que la presencia de Arafat sería "un insulto" para los millones de judíos asesinados por los nazis. En la segunda aceptó la visita de Arafat, pero "a título de ciudadano particular y no de líder palestino". Madeleine Albright, secretaria de Estado norteamericana, calificó de "muy malas" esas dos decisiones. "Creo", dijo, "que lo apropiado sería tratar a Arafat como una persona muy importante".

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Corregir un doble error

"Ya soy bastante grande para reconocer cuándo cometo un error, y en este caso lo he cometido", dice ahora Miles Lerman. "En este asunto", explica, "la comunidad judía está dividida: la mitad bendice la visita de Arafat, la mitad la maldice. Pero cuanto más lo pienso, más me convenzo de que la visita de Arafat a este museo servirá a una buena causa, la paz". Lerman ha cambiado de opinión después de "una rebelión" en el consejo de gobierno del Museo del Holocausto. Muchos de sus miembros protestaron por las dos primeras decisiones, que consideraron "un insulto público" a un premio Nobel de la Paz.Pero Arafat sigue despertando temor y odio entre un amplio porcentaje de la comunidad judía norteamericana. La prensa estadounidense publicaba ayer páginas enteras de publicidad pagada por diversas organizaciones judías en las que se daba la bienvenida (shalom) a Benjamín Netanyahu y, en algunas, se seguía describiendo al presidente de la Autoridad Palestina como un "terrorista", con las manos manchadas de "sangre judía".

Arafat, corto de munición política y diplomática, confía ahora en que la Casa Blanca, que durante décadas fue su enemigo, desatasque el callejón sin salida en que se encuentra el proceso de paz. Una posibilidad, según fuentes palestinas, sería que EE UU se comprometiera a apoyar la idea de que al final del proceso emergerá un Estado palestino. En un editorial del The Washington Post aceptó que ése sería un modo de encarrilar la situación.

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