Netanyahu rechaza las presiones de Clinton para ampliar la retirada de los territorios ocupados
El presidente Bill Clinton expresó ayer a Benjamín Netanyahu "la frustración de EE UU con la política de paz del Gobierno israelí". El primer ministro israelí, por su parte, rechazó cambiar esa política bajo presión norteamericana. Eso fue casi todo. Como las cinco reuniones que han celebrado ambos en fechas anteriores, la primera de ayer no produjo ningún resultado positivo. "No hemos llegado a ningún acuerdo", informó Netanyahu al término de una hora y media de conversación en la Casa Blanca. Ambos, sin embargo, acordaron intentar por la noche (madrugada de hoy en España) desbloquear el proceso de paz en un nuevo cara a cara. Clinton también se reunirá mañana con el líder palestino, Yasir Arafat.
Al terminar su reunión con Clinton, que estuvo acompañado por la secretaria de Estado, Madeleine Albright, Netanyahu negó que la entrevista hubiera sido "difícil". El primer ministro israelí aseguró que Clinton "intentó comprender" las posiciones de su Gobierno y añadió que las dos partes coincidieron en "impulsar las conversaciones entre, Israel y la Autoridad Palestina (AP) hacia un acuerdo final de paz". Clinton no hizo comentarios, pero James Rubin, portavoz del Departamento de Estado, dijo que las conversaciones habían ido "extremadamente bien".Clinton, según Rubin, animó a su huésped a "una mayor retirada de Cisjordania" que la anunciada recientemente por el Gobierno israelí. Este, sin embargo, sólo está dispuesto a ceder un 9% del territorio.
"Tenemos que adoptar una actitud positiva", dijo Clinton a los periodistas al recibir a Netanyahu en el Despacho Oval. "Creo", añadió, "que Israel quiere la paz y una solución a determinados problemas y creo que el interés de los palestinos y de Arafat es ayudar a resolverlos". Clinton confirmó que iba a discutir con Netanyahu lo que la Casa Blanca considera "una retirada creíble" israelí.
Antes de viajar a Washington, Netanyahu impuso varias condiciones -revisión completa de la Carta Nacional Palestina y eliminación completa del terrorismo- y severas limitaciones geográficas a cualquier nueva retirada israelí de Cisiordania. Una retirada que debía haberse producido hace ya meses de acuerdo con el calendario pactado por las partes.
Respondiendo a una pregunta en hebreo de un periodista israelí, Netanyahu dijo al entrar en la Casa Blanca que no pensaba ceder a presiones de Clinton o cualquier otro dirigente norteamericano. "Nuestras relaciones [las de Israel y EE UU] son especiales y todos los que profetizan presiones o desean presiones terminan siempre decepcionados, y también quedarán decepcionados esta vez. Estamos hablando de cosas que afectan a nuestra existencia y la presión no cambiará nada".
Los dos dirigentes midieron sus palabras y sus gestos para expresar con la mayor diplomacia posible el foso que les separa. No hubo conferencia de prensa conjunta al término de la entrevista y, en contra de una costumbre de la Casa Blanca, Clinton no invitó a Netanyahu a almorzar. Eso era interpretado como una muestra del desagrado presidencial por la política israelí.
Aunque de manera informal, Netanyahu almorzó, en cambio, con Al Gore, que, como aspirante a la Casa Blanca en el 2000, está más necesitado que Clinton de gestos que le hagan popular entre el electorado judío.
El proceso de paz en Oriente Próximo auspiciado por la Casa Blanca está en punto muerto desde hace un año, después de que el Gobierno israelí anunciara un programa de construcción de viviendas judías en el Jerusalén árabe.
Mientras tanto, el presidente de la AP, Yasir Arafat, negó ayer en París haber amenazado con una nueva Intifada si el proceso de paz sigue bloqueado. "Yo no he dicho eso, lo que he dicho es que el bloqueo de la paz precipitará a toda la región a una situación de caos", indicó Arafat tras la firma de un fondo de inversiones privado para Gaza y Cisjordania, informa José Luis Barbería desde la capital francesa. "Confiarnos plenamente en el presidente Clinton, esperamos que él sabrá reconducir el proceso de paz y protegerlo", subrayó tras la entrevista de una hora que mantuvo en la capital francesa con el presidente de la República, Jacques Chirac.
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