_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Se remite la tónica de antes, del verano

Y esto acaba de empezar. En fin, no sé muy bien ya por qué, pero en esta columna multiforme se me cerraba el otro año con el vibrante redoblante del vate malagueño Salvador Rueda (1857-1933), capaz también de darle buen provecho al manubrio o a cualquier otro instrumento: "Tengo un caracol marino / puesto encima de la mesa, / que, si hago zumbar el fondo, / toda la isla retiembla". (Eso, ¿para qué engañarles de entrada?, yo siempre me lo he imaginado en plan cumbia). Pues bien, mientras uno mecíase en la hamaca de semejantes memeces, dale que dale al tequila y a la barra picosa del tamarindo, cada profesional con firma dejó elegidos por ahí los libros mejores del pasado año, que eso sí que es mojarse, ¡hala!, y empapamos de paso el espíritu con saludables evidencias: "Echa S u luz de pascua sobre la mustia escena".Y otro par de deberes cumplidos.: el de atreverse y el de enterarnos. Así, en plan superformal ("hay lo que hay"), disipando las nieblas lectoras. Sin perder el tiempo, -al revés que otros, en evocaciones canoras, ni siquiera dictadas por un mal centenario (gloria o lana), enseguida sujetas a tenerlo que recordar, ¡y vuelvo a hablar de Rueda pira que en algo se me siga!, como el gran quejido intrahistórico del eximio Poeta de la Raza ante su ausente o ya» crecida hermana, de nombre Ubalda: "Ni yo te mezco a ti, ni tú me meces". Rudo escozor carnal, bamboleo eclesial, puro sadismo oral, parón de mico, tú, pérdida manca.

Y mira por dónde. En plena detención articulada, de serena prudencia ésta, durante los primeros sosos minutos de 1998 ("a ver qué vuelve a venir'') 'tatachín', llega la cartero ("¡Un impreso certificado! ¿Me abre?") con un libro enviado desde Málaga y titulado rueda (todas minúsculas), más el siguiente subtítulo: "Se inicia como actriz este martes en un episodio de Médico de familia". En .cubierta también figura, a su aire, la naturaleza del objeto ("Petit PoérnE En proSE"), el número del ejemplar (42 de 111) y el nombre de la casa editora: "éditions de la poubelle", remitiendo el remite del envoltorio postal a una no imposible autoría: Agustín Parejo, todo un clásico ya en el campo minado de los desconciertos y a menudo rechazando por conceptual sin reparos o por "épater le bourgeois" con guillotina. (Que si la vanguar" día expiró, lo que no faltan son cabezas). Y, nada más leer rueda, me he dicho lo que dicen por allí abajo de algunos diestros cuando se lo sugiere una corrida, ¡ea!: "No lo ha visto". Y así es, no lo han visto. Y, pese a ello o por encima, sin perdón, sé que rueda es con mucho el mejor de todos los libros publicados en España a lo ancho y largo del pasado año. Urdida a última hora (matasellos del, 23 de diciembre de 1997), dicha obra contiene la osadía complementaria de ni comprarse ni venderse: nos llega o no nos llega. Pero si llegó al fin, ¿cómo no proclamarlo desde donde se puede y se debe?

Y aquí estamos, en el poder y en el deber, ante una sabia prosa que sabe chupar rueda de nuestrasingular fortuna televisiva, que eleva la sentencia inclusera de "nunca aprenderás" a la categoría de experiencia infusa o suprema y que anula los tiempos muertos entre las voces y los ecos. Una prosa, además, finisecular o mansalva. 0 sea, eso, profusamente ilustrada, a tono con la idea victoriosa de que sólo las fotografías pueden ilustramos o amenizar el muermo de la cultura en páginas, en pañales y en pajas, como un belén cualquiera, guarrindongo, frente al portento higiénico de las nuevas tecnologías, que nos llevan de Baqueira Beret a Chiapas, de la risa al espanto, en un abrir y cerrar de ojos. Un libro- excepcional, sin solapas: a la mismísima altura de la gran desparramación. (Para que luego yano digan que aquí sólo se habla de Alfaguara).

Y la protagonista, arrinconada y fragmentada, aparece en la tapa con los pies descalzos. Se llama Belén Rueda. Cuando empieza la acción, ella termina de rodar, en una sala de la Biblioteca Nacional, un episodio titulado De repente... Clara Tiene dos brochas para maquillarse: "Una gorda y la otra fina". Conoce el logotipo de un instituto de cursos programados: de técnico en plásticos a instalador de gas. Sabe que vuelve Alicia, aquélla que tomó la delantera para relevar a Ana del programa "durante el embarazo". Se fija en -el ojo derecho del padre Apeles y a la vez, en su hondo sentimiento de autor moderno al confesar: "Creo que me leen hasta mis enernigos". No es insensible al tentador anuncio de unos especialistas en cueros cabelludos: "Por pequeño que sea tu problema, es el momento de ocuparse de él". Y de ella.

Y a ella le, emocionó sobremanera que Extra Rosa Villacastín, la más buena de todas, resumiera así el conyugio de la Infanta con Iñaki "Fueron unos momentos muy tiernos". Y a Belén le parece de perlas que Conde se haya incorporado a En plena forma 11 como un ginecólogo objeto de las iras del personaje de Alfredo Landa". Asimismo, celebra la salida deuna colega a la que le preguntaron la del millón ("¿Qué ciudad te gusta más .para vivir: Bilbao o Madrid?") y, de reojo, replicó: "Ni Bilbao ni Madrid. Mi pueblo, Elorrio". Lechifla una vajilla portuguesa, con forma de lechugas y repollos, "que dura y no pasa de moda". Está al día de las audiencias nocturnas: el Espanyol-Mérida, por ejemplo, lo vieron 3.942.737 espectadores. Confiesa haber picado en hueso, de madrugada,« con Un verano en Saint Tropez, pomo blando, alertada por este anuncio: "En un caserío situado en el campo, siete adolescentes se dedican a hacerrealidad sus deseos y fantasías". Se estremece, en cambio, al leer: "Espacio por determinar".

Y, lúcida en el fondo, pilluela y alfabeta, esta Belén de fábula rellena pasatiempos de doble filo: "Nona / Palo para, remar", "Fabricante de tejas / Disputa" o "Raspas / Une". Y, cuando ve carreras de atletismo por el mismo televisor en que ella misma sale, no le duele reconocer lo ajeno: "¡Cómo corren los negros!". Se fija en todo.

Y, ¡ay!, si el papel reserva diera aquí para más ("té has pasado de año o de la raya'') a mí no me importaría seguirles contando y contando curiosidades mil acerca de este entrañable personaje novelesco, poesía en movimiento nacional, inmerso hasta la médula en nuestras realidades, que habla siempre de lo que hay que hablar, con Zaragoza en la UNESCO, y que da vida a un presente cargado de futuro sentimental, entre paraguas parabólicos y horóscopos económicos, con el Mundial de fútbol por horizonte eterno. Y es que Belén, heroína multimedia de rueda, el mejor libro del año, no se contenta sólo con concluir que esto va bien, va bien, igual que caminito de Judea a la pata coja y con cascabel. Ante arcontas, magistrados y espondóforos, Belén explica a cada instante el intríngulis de la bondad de nuestra situación con esta frase harto sagaz: "Se repite lanónica de antes del verano". He ahí la clave.

Y así da gusto rodar, aunque fuere con Arzalluz, Pujol y Fragá, por la famosa cuesta abajo de enero, enero, enero. Y yo te mezco a ti y tú me meces. Y mi pueblo, Elorrio.

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
Recíbelo

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_