_
_
_
_

Los perdigones de plomo causan en los humedales una alta contaminación

Los cazadores depositan más de 3.000 toneladas anuales en toda España

Los niveles de contaminación por plomo en algunas de las zonas húmedas españolas más emblemáticas, como la albufera de Valencia o el delta del Ebro, se sitúan entre los más elevados del mundo, un artículo publicado por la revista británica Environment Pollution una de las más prestigiosas del sector. Sus autores, miembros del Laboratorio de Toxicología de la Universidad Autónoma de Barcelona y del parque natural del Delta del Ebro, responsabilizan a los perdigones de plomo "esparcidos por todo el territorio".

Esta contaminación intoxica cada año en España a más de 100.000 aves acuáticas.El estudio revela que cada año, durante la temporada de caza, mueren más de 16.000 aves acuáticas en el delta del Ebro debido a la intoxicación por plomo cifra que representa más de un tercio de las aves censadas en esta área natural. Según los mismos científicos, entre 30.000 y 50.000 aves pueden sufrir los efectos de una eventual intoxicación por plomo en esta zona cada año.

Las causas de la intoxicación, según Raimon Guitart, uno de los autores del citado artículo, están directamente relacionadas con el uso de perdigones de plomo. Cada disparo, asegura el investigador, representa de 32 a 36 gramos de plomo, lo que multiplicado por un mínimo de tres disparos y los más de millón y medio de cazadores que hay en España, eleva a "más de 3.000 toneladas" la cantidad de plomo que cada año se esparce por todo el territorio español. Una parte considerable de ese plomo se deposita en las zonas húmedas, donde se acostumbra a cazar desde puntos fijos.

Las aves, principalmente anátidas, engullen los perdigones y los almacenan en su molleja. La descomposición del plomo en su tracto digestivo les provoca la muerte a las pocas semanas, o bien intoxicaciones que derivan en "alteraciones de la conducta del sistema hematopoyético o del tejido óseo". El problema se agrava, afirma Guitart, por la alta permanencia del plomo en el ambiente, de 100 a 300 años. Con el tiempo, se forman sales de plomo que son absorbidas por los vegetales, con lo que se incorpora lentamente a la cadena trófica. Buena parte de las zonas de caza son arrozales, lo que acarrea un peligro para el consumo humano. Una segunda vía de incorporación a la cadena trófica son rapaces que cazan animales intoxicados o carroñeros que ingieran sus restos.

Los datos publicados sobre el delta del Ebro han sido corroborados por un segundo estudio llevado a cabo por el mismo equipo sobre otras zonas húmedas españolas. La investigación, financiada por el antiguo Icona, se ha desarrollado en el delta del Ebro, la albufera de Valencia, las Tablas de Daimiel (Ciudad.Real), el preparque de Doñana y el paraje de El Hondo, en Alicante. Sobre cerca de 1.400 puntos de muestreo, se estudió la concentración de perdigones por metro cuadrado en los primeros 20 centímetros. En los arrozales de Sueca, en la albufera valenciana, se alcanzan 287 perdigones por metro cuadrado y 266 en la laguna de l'Encanyissada, en el delta del Ebro. Ambas cifras son máximos mundiales, según Guitart. Los resultados obtenidos en Doñana son mucho más bajos. La razón, en opinión del científico, obedece a la selección de la zona de estudio, ubicada en el preparque, y con escasa presencia de cazadores.

Los niveles de plomo detectados en hígado y otros tejidos, asevera Guitart, podrían suponer un problema sanitario "relevante". "En algunos casos", concluye, "entre la mitad y los dos tercios de aves cazadas para consumo humano están contaminadas". Comer carne intoxicada por plomo puede provocar desde anemias en niños y adolescentes hasta retrasos funcionales y trastornos neurológicos más o menos graves.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_