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Pensiones para siempre bajas

Soledad Gallego-Díaz

La democracia es tanto más sólida cuanto mayor volumen de información de calidad puede soportar. Si la sentencia del antiguo presidente del Euratom, Louis Armand, es cierta, la democracia española no es todavía muy sólida. Una y otra vez, los políticos se las arreglan para transmitir información de muy baja calidad, que en el mejor de los casos considera tonto al ciudadano, y en el peor, pretende engañarle. La última hazaña corresponde al secretario de Estado para la Seguridad Social, Juan Carlos Aparicio, que se esforzó ayer ante las cámaras de Televisión Española por tranquilizar a los españoles: el Estado anima a los ciudadanos a apuntarse a los Fondos de Pensiones para que puedan mejorar las condiciones de su jubilación, pero "garantiza que en el futuro el Estado seguirá pagando pensiones similares a las actuales".La pensión media en España es de 69.100 pesetas mensuales, es decir, una cantidad vergonzosamente inferior a la media europea. Si en 1992 el importe medio de las prestaciones por jubilación en la Unión Europea era 100, España se quedaba en el 61,1%. Hasta la Gran Bretaña de la señora Thatcher tenía unas pensiones superiores (un 79,6% de la media), por no recurrir a Alemania (109,5%), Francia (117,2) o Italia (135,6). Los gastos de protección social en España suponían en 1994 el 23,6% del PIB, frente al 28,1% en Gran Bretaña o el 30,7 y 30,5 de Alemania y Francia, respectivamente.

Sin duda existen motivos económicos en nuestra historia que permiten explicar este retraso, pero se supone que uno de los objetivos, a medio plazo, de cualquier Gobierno español es reducir progresivamente esa diferencia y conseguir que los pensionistas españoles reciban, al menos, una cantidad más adecuada a la propia realidad de nuestro país. ¿El Partido Popular ha decidido suprimir radicalmente ese objetivo?

Resulta asombroso que el Gobierno pretenda tranquilizarnos con la peregrina promesa de que "en el futuro las pensiones serán similares a las de ahora". ¿Por qué? ¿Acaso piensa que la situación económica española no permitirá nunca acercarse aunque sea a los niveles británicos? ¿Nos aproximaremos en el futuro a la media europea en todo, menos en gasto social?

La democracia española tiene suficiente grado de solidez como para exigir mayores niveles de información de calidad. Probablemente de lo que se trata es de elegir entre modelos de sociedad; de Gobiernos que han elegido un modelo en el que los ciudadanos saben que la única forma de lograr en el futuro una pensión digna será recurrir individualmente a circuitos privados. Un modelo en el que el Gobierno renuncia expresamente a que el Estado mejore sus mecanismos de solidaridad social.

Quizás son los jóvenes quienes antes han entendido que pueden esperar poco de la solidaridad estatal. El último Eurobarómetro "Jóvenes europeos" realizado entre abril y junio de este año, muestra que los españoles entre 15 y 24 años está más desesperanzados que sus coetáneos de la UE. Son ellos quienes se declaran más dispuestos, si estuvieran en paro, a aceptar cualquier tipo de trabajo, sin seguridad social y con poca paga (un 21,5%, frente a un 11,4% de los jóvenes alemanes), y quienes menos esperan que el Estado les ofrezca cursos de formación y reciclaje profesional (un 6,3%, frente al 26% de los alemanes).

Hay pocos países europeos en los que los jóvenes estén más dispuestos que en España a trabajar aun sin estabilidad ni prestaciones sociales (el 24,9%), ni tan siquiera los griegos (21,3%). La actitud del presidente José María Aznar en la Cumbre del Empleo, celebrada este mismo mes en Luxemburgo, no habrá ayudado a cambiar este triste porcentaje.

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