Una huelga contra Netanyahu paraliza Israel
Todo se vuelve contra el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, y su Gobierno. A la falta de credibilidad de su propuesta sobre la retirada parcial del Ejército israelí de Cisjordania, criticada por sus propios socios de coalición y de la oposición laborista e ignorada significativamente por los palestinos, y al distanciamiento de la Administración norteamericana, se sumó ayer una huelga general secundada por 700.000 trabajadores y que paralizó Israel.
La huelga, convocada inicialmente para protestar por los planes de privatización del Gobierno y la reforma del sistema de pensiones, se tomó política después de unas declaraciones del ministro de Economía, Jaacob Neeman, que comparó a los miembros de la federación de trabajadores Histadrut con los terroristas palestinos de Hamás. El paralelismo establecido por Neeman, quien aseguró que "los sindicatos son una bomba de relojería", provocó una convocatoria por sorpresa, ya que la huelga estaba prevista para la próxima semana.Israel quedó ayer prácticamente incomunicado con el mundo. El aeropuerto internacional Ben Gurión, que es la principal vía de entrada en el país, registró únicamente el aterrizaje de tres aviones, y todas las compañías que operan en él se vieron obligadas a suspender sus vuelos. La mayor parte de las aerolíneas anularon sus operaciones en los países de origen, con lo que además de dejar en el extranjero a quienes pretendían llegar a Israel no pudieron recoger a los que esperaban salir del país.
La huelga del Histadrut también afectó a los puertos y a los transportes interiores por ferrocarril. Los hospitales suspendieron las consultas externas, se registraron cortes telefónicos y del suministro de agua y electricidad y los bancos ni llegaron a abrir sus puertas, con lo que fue imposible realizar operaciones financieras. Las estimaciones oficiales calculan que el paro provocó unas pérdidas de 53 millones de shekeles (unos 2.300 millones de pesetas).
El Gobierno israelí sólo pudo respirar cuando a media tarde consiguió una orden judicial que exigía a los trabajadores deponer su actitud. Sin embargo, los dirigentes del Histradut afirmaron que la, decisión judicial no presupone nada respecto a su postura para los, próximos días, "si es que el Gobierno no cambia de actitud". Utilizando una copla que suena a los lamentos de los palestinos ante las negociaciones del proceso de paz, uno de sus altos cargos aseguró que "el Gobierno firma acuerdos que no cumple".
El primer ministro Netanyahu se reunió ayer con los titulares de los departamentos de Asuntos Exteriores, Defensa e Infraestructuras, que forman el Gabinete de Seguridad, para comenzar a perfilar los detalles de la retirada parcial de Cisjordania que quiere imponer a los palestinos antes de la negociación del estatuto final del proceso de paz. En la reunión se estudiaron dos propuestas del "mapa de intereses" que Netanyahu considera un paso previo fundamental para delimitar el alcance del repliegue.
Los proyectos, de características muy similares, fueron presentados uno por el ministro de Defensa, Isaac Mordechai, y otro por el de Infraestructuras, el halcón del bloque Likud Arlel Sharon. En la reunión no se tomó ninguna decisión, según el portavoz del Gobierno, David Bar-llan, quien aseguró que en ambos "hay coincidencia en los principios". Según Bar-llan, Netanyahu quiere completar los planes para la retirada antes de la entrevista que tiene previsto celebrar el próximo viernes en París con la secretaria norteamericana de Estado, Madeleine Albright. Los detalles de las propuestas, filtrados a la prensa, contemplan en ambos casos una transferencia a los palestinos del 8% del territorio ocupado.
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