Peñón sorteado

LA OTAN aprobó ayer, tras dos años de debate, una nueva estructura militar, más ligera y más flexible, en la que se integrará plenamente España. El acuerdo de los ministros de Defensa en Bruselas -que han de ratificar el día 16 los titulares de Exteriores- fue posible al levantar la delegación británica la reserva que mantenía sobre el estatuto del mando de Gibraltar. Madrid y Londres han llegado a una solución razonable, aunque no sea la más satisfactoria, pues se limitan a aparcar o sortear este escollo. Lo envuelven en celofán a la espera de una solución más definitiva que habrán de negociar bilateralmente. Hubiera resultado absurdo que la disputa sobre el Peñón -un mando de una categoría que va a desaparecer y que ha perdido importancia estratégica- hubiera impedido la esperada reforma de la OTAN para adaptarla a las necesidades de la posguerra fría, que a todos interesa. También al Reino Unido, que se había quedado solo.Respecto a Gibraltar, España no ha cedido un paso en materia de soberanía ni ha levantado las restricciones a cambio de nada, aunque el Reino Unido se guarda cartas en la manga, ya que la puesta en marcha del mando que se otorga a España requerirá un consenso entre los aliados que Londres puede vetar. Hubiera valido más una solución sobre el fondo de la cuestión, como la que razonablemente proponía el Gobierno español para levantar parcialmente las restricciones aéreas y navales sobre el Peñón a cambio del uso militar conjunto del aeropuerto de Gibraltar, pero no ha sido posible.

Un cúmulo de errores ha impedido avanzar más y forzado a conformarse, de momento, con este parche. Por parte británica, Robin Cook se vio presionado por los gibraltareños nada más hacerse cargo de Exteriores, y Londres -incluido Blair- debió pensar que el empeño del Gobierno español en la plena integración en la nueva OTAN -con el apoyo de una amplia mayoría parlamentaria- forzaría un levantamiento sin contrapartidas de las restricciones sobre el Peñón. El Gobierno español no preparó por su parte con suficiente antelación un acercamiento en este tema al nuevo Ejecutivo de Blair. Puestas así las cosas, el acuerdo de aislar este contencioso e intentar solucionar en un año su dimensión militar por la vía bilateral resulta diplomáticamente sensato. La nueva OTAN puede zarpar así en el plazo previsto con una nueva estructura militar en la que España se integra plenamente al frente de un mando subregional que incluye las islas Canarias.

En el seno de la nueva estructura crece el peso de los europeos, aunque esta europeización se vea mermada por la decisión francesa de no integrarse plenamente porque considera insuficiente el papel otorgado a Europa en el Mando Sur de Nápoles. Ayer nació una nueva OTAN, componente esencial de una nueva Europa en la que la colonia británica de Gibraltar es un anacronismo.