Linda Yablonsky recrea en 'Jaco' la relación de una mujer con la droga
Linda Yablonsky (Filadelfia, 1948) estuvo tan cerca del mundo de la heroína como la narradora de Jaco (Muclinick editores). Hace 12 años, cuando logró salir de la heroína, decidió escribir una novela donde su experiencia personal sirviera para dar nuevos detalles sobre ese mundo. "Nadie, ni siquiera los padres o los amantes de un yonqui, saben cómo se sufre. Es imposible entender eso si no has ocupado ese lugar", aseguró ayer a su paso por Madrid.
Jaco no pretende dar lecciones de ética: "Sólo quise exponer una situación y que la gente saque sus conclusiones". La novela subraya los placeres -"no es fácil describir este estado de euforia: en el momento en que reconoces dónde estás, te borra como si nunca hubieras existido, nada en el mundo puede herirte entonces, nada puede rozarte siquiera"- y no oculta la parte negativa de su uso.
La narradora pertenece a la clase media burguesa y se mueve en el ambiente de la música y del arte, donde nadie se siente una víctima de la sociedad. "El mundo de la droga tiene dos clases de consumidores tipo, el de los marginados de la clase baja y el de los ricos que creen que pueden hacer cualquier cosa y escapar después". La gente que consume droga en Jaco la toma como aventura espiritual, para tener nuevas sensaciones. Una de las novedades que aporta esta novela es la relación de las mujeres con el mundo de las drogas. En Nueva York, donde vive Yablonsky, las mujeres son mayoritariamente las que venden los estupefacientes fuera de la calle.
Yablonsky prepara ya la que será su segunda novela, una historia sobre el mundo del arte en la que reaparece la misma narradora de Jaco.
Babelia
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