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Garzón decreta prisión para Scilingo y búsqueda y captura para 10 ex jefes Militares argentinos

El juez de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón decretó ayer la prisión provisional, incondicional y comunicada en la cárcel de Carabanchel para el ex capitán de corbeta Adolfo Scilingo y otros 10 ex jefes de la Armada argentina, contra quienes ha dictado una orden de busca y captura internacional, con efecto en todo el mundo, excepto en Argentina, por haber participado en el "diseño, desarrollo y ejecución", según los puestos jerárquicos que ocupaban en la Armada, de un "plan criminal de eliminación sistemática de personas".

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"Primero mataron y ahora hacen negocio"

Garzón pone de relieve en el auto de prisión de ocho folios la total falta de colaboración de las autoridades argentinas con la Justicia española. El antiguo comandante jefe de la Armada, almirante Emilio Eduardo Massera, Luis María Mendía, Jorge Raúl González, Jorge Vildoza, Adolfo Mario Arduino, Jorge Eduardo Acosta, Jorge Enrique Perrén, Carlos Eduardo Daviu, Carlos José Pazo, y Gonzalo Torres de Tolosa no podrán a partir de ahora abandonar el territorio argentino, tras la orden de búsqueda y captura dictada por Garzón.El auto implica a los "responsables de las Fuerzas Armadas, apoyados por policías, servicios de inteligencia y grupos de apoyo civiles" en ese plan sistemático de genocidio que utilizó "la propia estructura militar de la nación". Subraya también la gravedad de los hechos, la trascendencia y la alarma especial creada, y el riesgo de sustraerse a la acción de la justicia por parte del ex capitán Scilingo.

Todos los acusados están implicados en delitos de genocidio y terrorismo en la causa que instruye Garzón desde el año pasado por la desaparición de 600 españoles y familiares en Argentina. Según el auto de Garzón, 500 recién nacidos fueron sustraídos a sus madres detenidas dentro de un genocidio que alcanzó a "9.000 personas, 25.000 o 30.000 según otros estudios". En cumplimiento de su plan, el Ejército argentino creó "340 centros clandestinos de detención" para secuestrar a sus víctimas, torturarlas, obtener información de ellas y hacerlas desaparecer o eliminarlas.

El representante del Ministerio Público, Pedro Rubira, se opuso al auto de prisión contra Scilingo con el argumento de que el juez Garzón no es competente en el caso. El fiscal mantiene que los delitos que investiga Garzón fueron perdonados por las leyes de punto final y obediencia debida dictadas por el Parlamento argentino, y que, en todo caso, debería ser un tribunal internacional quien estudiara el asunto.

"Sería una insolencia por mi parte decirle lo que debe hacer", manifestó en Buenos Aires el fiscal del juicio a los comandantes de la dictadura militar argentina (1976-83). Julio César Strassera opina que el ex capitán de corbeta Adolfo Scilingo debería quedar en libertad para alentar el testimonio de otros represores. "Lo de Scilingo es muy importante. Una cosa es confesarse acá, donde él es impune, y otra cosa es decirlo en España, donde corre el riesgo de quedar preso", declaró,

Strassera manifestó a EL PAÍS que "desde un punto de vista pragmático, y sin querer decir qué es lo que tiene que hacer Garzón, si lo que se quiere es esclarecer y alentar posibles manifestaciones similares, convendría ponerlo en libertad. Y un aspecto muy importante, está apoyado nada menos que por Izquierda Unida, que precisamente no es promilitar o profascista".

Strassera le cree

Frente a las acusaciones lanzadas desde Buenos Aires contra Scilingo de intentar hacer negocio ahora con aquellas muertes, Julio César Strassera observa razones diferentes en su comparecencia ante Garzón: "Es un atormentado. El hombre está arrepentido, y está atormentado. No puede con esto".

El fiscal Strassera manifiesta que antes de hacer públicos los vuelos de la muerte, Scilingo ya había hablado con algunos funcionarios contándoles, lo ocurrido en la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA). "Y le dijeron que la justicia ya no tenía nada que hacer acá por las leyes excarcelatorias. Lo gravísimo es la falta de interés del Gobierno argentino en el esclarecimiento de aquellos hechos".

Strassera niega la existencia de motivaciones turbias. "No hay negocios detrás del testimonio de Scilingo. Que no hay ningún interés subalterno, me lo da el hecho de que el abogado que acompaña a Scilingo, Mario Ganora, fue secretario mío en la fiscalía. Lo conozco personalmente y sé que es decente, absolutamente decente. Ganora no se metería en nada raro, ni en ninguna negociación, nada. Yo no voy a defender a Scilingo pero si está Ganora de por medio, negocio no hay ninguno".

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