El fallido asesinato en Ammán del jefe político de Hamás hace peligrar el futuro de Netanyahu
La carrera política de Benjamín Netanyahu, las relaciones de Israel con sus vecinos árabes y la reputación del Mosad están en juego. Filtraciones periodísticas dentro y fuera de Israel llevan a la conclusión de que la reciente puesta en libertad del jeque Ah med Yasin, el fundador de Hamás, no fue un gesto de buena voluntad del primer ministro israelí sino parte de un pacto in extremis con el rey Hussein para obtener la pronta liberación de los dos agentes del Mosad detenidos en la capital jordana cuando intentaron asesinar al jefe político le ese grupo, Jaled Meshal. La operación no habría podido llevarse a cabo sin la autorización de Netanyahu. El Gobierno israelí se negó ayer a comentar el asunto.El atentado se llevó a cabo el pasado 25 de septiembre. Sin embargo el Gobierno jordano que inicialmente atribuyó el incidente a una "simple pelea" entre el chófer de Meshal y dos turistas canadienses- no lo confirmó hasta dos días más tarde. En efecto, los dos hombres que intentaron asesinar a Meshal inyectándole un veneno llevaban pasaporte canadiense, pero nadie dudó de que se trataba de dos agentes del Mosad (el servicio secreto israelí). Ottawa llamó a consultas a su embajador en Tel Aviv y pidió explicaciones al representante israelí. El asunto estuvo a punto de dar al traste con el proceso de paz. Pero hay más. La cadena de televisión estadounidense CNN aseguraba ayer que, unos días antes de autorizarla, el jefe del Gobierno israelí rechazó una oferta de diálogo de Hamás que incluía suspender por 10 años los ataques suicidas. La información procede de dos altos funcionarios del Gobierno israelí cuyas identidades se mantienen en el anonimato. Informaciones de los servicios secretos israelíes recogidas por el dominical británico The Sunday Times en su edición de ayer aseguran además que el primer ministro desechó las objeciones al atentado del jefe del Mosad, Danny Yatom, con quien mantuvo hace 13 días una reunión "tempestuosa". "Tenemos un problema", le dijo Netanyahu a Hussein en una llamada telefónica nada más conocer el fracaso del atentado, según la reconstrucción de los hechos elaborada por la CNN. El monarca jordano amenazó entonces con retirar a su embajador en Israel y pedir a Egipto que hiciera lo mismo si el primer ministro israelí no le hacía llegar de inmediato la composición del veneno inyectado a Meshal.
Netanyahu se negó a facilitar la fórmula alegando que se trataba de "un secreto de Estado", pero accedió a enviar una aguja hipodérmica con el antídoto. La solución no convenció al veterano gobernante jordano que temió que se tratara de una nueva dosis de veneno y recurrió al presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, en busca de ayuda. No fue fácil y tampoco Clinton lo consiguió a la primera. "Este hombre es imposible", aseguró la CNN que dijo Clinton al rey Hussein en referencia a Netanyahu. Aún así su intervención "persuadió" al primer ministro israelí para revelar el contenido del veneno y permitir así que los jordanos elaboraran el antídoto que salvó la vida a Meshal.
En público, Hussein no ha acusado de forma directa a Israel, lo que ha alentado las especulaciones de que la liberación el pasado miércoles del jeque Yasin -quien tras ocho años encarcelado en -Israel hoy tiene previsto regresar a Gaza- es parte de un pacto secreto para asegurar la liberación de los dos agentes que atentaron contra Meshal. En una entrevista publicada el sábado en el diario árabe Al Hayat, el rey no hizo nada por disipar esas sospechas. Al contrario, aseguró que no hay pruebas materiales de la implicación de los dos hombres y ello a pesar de la existencia de testigos presenciales. Aún así, al ser preguntado si en algún momento pensó en llamar a su embajador en Israel, Hussein respondió a Al Hayat: "Si no hubiéramos recibido tratamiento para Jaled Meshal lo que, gracias a Dios, nos permitió devolverle a la normalidad, hubiéramos tomado muchas medidas".
El ex primer ministro laborista Simón Peres se unió anoche a as numerosas voces israelíes que han pedido la dimisión de Netanyahu "si el Mosad está implicado en el asunto". Los israelíes se preguntan si la cabeza de Mesal vale tanto como para dañar las relaciones con Jordania, su principal aliado árabe. Netanyahu reunió ayer a su Gabinete de Seguridad en medio de especulaciones, sobre la liberación de más miembros de Hamás, el grupo al que responsabiliza de los atentados suicidas que han matado a 21 israelíes desde el pasado julio. El secretario del Gabinete se negó a responder a las preguntas sobre el asunto Meshal.
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