Carandell retrata el paso de la España negra al presente 'light'

Del nacionalcatolicismo a la telefonía móvil; del sereno al yuppi y los okupas; del cilicio a la dieta; de Inmaculada y María del Carmen a Vanessa y Samantha -"una tragedia de nombres llenos de haches intercaladas y dobles eses difíciles de localizar en el santoral"- Ese contraste entre dos épocas y dos países -en realidad uno solo-, ese paso "desde la posguerra negra y miserable a la actualidad decididamente light", es el viaje que propone el último libro del veterano periodista y escritor Luis Carandell (Barcelona, 1929), Las habas contadas, que publica Espasa Hoy.

A través de su probada capacidad de observación y de su sorprendente facilidad para recordar anécdotas, pintadas, partes de radio, juicios por blasfemias, casos prácticos de moral doméstica en la asignatura de religión, veraneos interminables de balneario y cuerpo de casa o epitafios tan crueles e increíbles como ése que dice "¡Marianita! Nos dejaste a los tres meses. ¡Qué pronto empezaste a darnos disgustos!", Carandell trata de demostrar que "la dictadura sigue instalada en las costumbres españolas. Los ciudadanos de este país no se han desprendido aún de sus tics franquistas. La nueva técnica dictatorial se basa en el poder fascista de la economía, que ha suplantado a la política como actividad de dominio: los que mandan han olvidado a la persona y le han traspasado el miedo a las cifras bombardeándoles con datos económicos".

A lo largo de capítulos breves, entreverados con fotos de los años 40, el autor de Celtiberia show "cuenta hechos y escribe memorias con una prosa transparente y aguda", dijo Antonio Martínez Sarrión en la presentación. Lo hace saltando por el tiempo, montado en un espíritu irónico que parece heredado de Gómez de la Serna, al que Carandell dedica el final del libro y del que toma el título: "Hoy vivimos en la sociedad humorística, aburrida y más o menos divertida al tiempo. Una época en la que el chorizo se deschoriza y el jamón se desjamoniza. Y en la que, como ya vaticinaba Ramón, 'todo es contar habas contadas".