Una catástrofe para el arte italiano
"Si son ciertas las noticias sobre la destrucción de la obra de Cimabue y los graves daños sufridos por la de Giotto, estamos ante la mayor pérdida de todos los tiempos para la historia del arte", dijo ayer la historiadora Mina Gregori, mientras se evaluaban los efectos producidos en la basílica de San Francisco de Asís por los dos seísmos sucesivos que sufrió la zona. Los terremotos provocaron el hundimiento de la bóveda de la basílica gótica, en cuya cripta se encuentra enterrado el santo.La evaluación de las pérdidas no había concluido ayer, e incluso se pronunciaron opiniones contradictorias. Mientras el sobreintendente del Patrimono Cultural de Umbría, Costantino Centroni, se mostraba esperanzado sobre el alcance del seísmo en los frescos y decía no ver que se hubieran perdido, Giuseppe Vasile, del Instituto Central de Restauración de Roma, afirmaba que un Giotto primitivo de la bóveda de la basílica se había estrellado contra el suelo. El director del Museo del Louvre, Pierre Rossenberg, calificó lo sucedido como "una catástrofe".
Además de su incidencia en los frescos que Giotto y Cimabue pintaron en los siglos XIII y XIV, un golpe irreparable desde el punto de vista artístico, el desastre supone también un zarpazo simbólico, toda vez que la basílica franciscana, perla de la ciudad de Umbría y joya del patrimonio artístico mundial.
Cimabue y Giotto
La RAI, televisión pública italiana, habló de la destrucción prácticamente total de la obra de Cimabue -celebérrimo el fresco de la Crucifixión, pintado en el transepto izquierdo- y de daños en gran parte de los 28 frescos sobre la vida de San Francisco, realizados por Giotto entre 1294 y 1304. Y mientras el arquitecto Paolo Portoghesi llamaba, en medio de la catástrofe, a ponerse manos a la obra con el fin de encontrar medios para proceder a la reconstrucción, el prestigioso crítico de, arte Federico Zeri abría una polémica sobre la restauración hecha en la bóveda de la basílica franciscana entre los años 50 y 60 -"fueron unos locos"cuando se sustituyeron las vigas de madera por otras de cemento armado, haciendo rígida la estructura de la bóveda, lo que facilitó su caída.
Además del santuario de San Francisco sufrieron daños en Asís las iglesias de Santa Clara (siglo XIII) y San Rufino (siglo XII), así como los palacios apostólico y papal. Se resquebrajó la fachada de la catedral de Urbino, donde se acordonó el palacio ducal por temor a desprendimientos, como sucedió con los mármoles de la fachada de la catedral de Orvieto. Quedó destruída la fachada de la iglesia de san Blas, de Fabriano, y en Foligno y Rieti se vinieron abajo los campanarios de la catedral y de una iglesia.
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