Los dos rivales
En los últimos años hay un codo a codo entre dos autores comeciales, de clase media: el amerino Neil Simon y el inglés Alan Ayckbourn. Cuentan con las mismas escenas la misma vida de distintas burguesías; sacan su autobiografía, y sus padre sus hermanos, sus barrios. Se les traduce al español y aquí también son perfectamente comerciales. Ahora se abre la temporada con un estreno de cada uno de ellos. No está calculado así: aquí los hallazgos aparecen siempre por azar, por casualidad.La obra de Ayckboum, en el Fígaro, está en lo mas clásico de su estilo: los escenarios simultáneos, las vidas que se superponen, el tiempo que avanza o retrocede. Una escena de arranque, en la que aparece una familia de seis personas: el padre y la madre que celebra su cumpleaños, los dos hijos, la esposa de uno y la repentina novia -un poco ordinaria- del otro.
Momentos de mi vida
Momentos de mi vida, de Alan Ayckbourn. Intérpretes: María Luisa Merlo, Pedro Civera, Elvira Travesí, Marisa Lahoz, David Zarzo, Miguel Pérez Meca, Miguel Alcubillo, Beatriz Rico. Escenografía: Ton¡ Cortés. Dirección: Angel García Moreno. Teatro Fígaro. Madrid.Un par de chiflados Un par de chiflados, de Neil Simon. Intérpretes: José Luis López Vázquez, Pedro Peña, Manuel Navarro, Alicia Martínez, Francesca García y Narcís Serra. Dirección: Ricard Reguant. Teatro Alcázar. Madrid.
Vamos a seguir las tres parejas: la imposibilidad del amor, el cautiverio de un cónyuge por otro, los desengaños. Hay humor, hay gracia: pero hay un fondo de comedia negra, de amargura, de opresión. Y de tragedia. No es preciso decir que la dirección es, como debe ser, moderadea e invisible; y la interpretación de una compañia experta en la que hay que mencionar a una debutante en el teatro, Beatriz Rico, que está a la altura de sus compañeros. Tendrá en este género buen destino.
En cambio, la obra de Neil Simon no es, como estamos acostumbrados a ver, biográfica, por lo menos directamente. Muchos espectadores la conocerán por la versión cinematográfica de Jack Leminon y Walter Mathau, La pareja chiflada (Ross, 1975). Es la calculada aversión, la calculada ternura, de dos viejos actores cómicos que formaban pareja: uno odia y admira simultáneamente al otro. Jubilados, separados, tratan de recuperarles para un espectáculo de televisión, y el mismo juego de amor y odio se vuelve a producir: impiden el trabajo. Quizá haya una moraleja aquí dentro.En todo caso, en la traducción de la comedia que vemos ahora lo que importa más es la interpretación, como en la película. José Luis López Vázquez se convierte en el protagonista principal: no creo que el director García Moreno, tan hábil, haya intentado contenerle, sino que más bien ha azuzado su tendencia al retorcimiento y el gesto y el grito propios de un género cómico en el que López Vázquez se muestra a la altura de los grandes del pasado. Yo prefiero la interpretación pausaba y bondadosa de Pedro Peña, ahora de moda por la televisión, pero siempre buen actor cómico en todos los géneros.
Parece que a los públicos de los dos teatros les gustan estas obras de los eternos rivales: ríen y se conmueven en la primera, se conmueven y ríen en la segunda, y en las dos aplauden con entusiasmo.
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