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MUERE DIANA, PRINCESA DE GALES

El pueblo británico llora a la 'reina de los corazones'

Los primeros llegaron poco antes del alba con ramos de lirios blancos, rosas rojas o simples flores silvestres. Poco más tarde aparecieron pequeños grupos de hombres y mujeres algunos de ellos portando llamas votivas en pequeñas cilindros de latón y más flores. Hacia mediodía, a las puertas del palacio de Kensington lo que había era una interminable romería de gente compungida de todas las edades que depositaba en el suelo y contra los muros miles de ramos de flores hasta formar una densa alfombra multicolor en torno al palacio. "Es increíble", repetían entre susurros cargados de tristeza.

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Escenas similares registradas en todo el perímetro del palacio de Buckingham a lo largo de una jornada soleada no hicieron sino confirmar que a Diana de Gales, la reina de los corazones, el pueblo británico le tributó ayer un homenaje sorprendentemente revelador del cariño y respeto de su gente. "Es increíble que esta mujer que parecía finalmente haber encontrado un poco de felicidad en la vida haya muerto tan trágicamente", dijo Fiona von Shank, una pálida estudiante londinense de 25 años que meditaba no lejos de las puertas de Kensington.Dick Sorokoput, un cariacontecido joven turista de Sydney, declaró: "Vine en cuanto escuché la noticia. Quiero estar cerca de Diana porque ella formaba parte de la vida de todos nosotros. El Reino Unido ha perdido la joya de su corona. Es como si el cuento de hadas ha terminado". Un escocés de Glasgow dijo de la princesa que dedicó buena parte de su vida a combatir la plaga de las minas, abogar en favor de los enfermos del sida y consolar a huérfanos y mutilados de guerra con idénticamente visible compasión con la que estrechaba las manos de leprosos: "Habría que declarar a Diana una santa".

La disparatada idea se repetía en los corrillos en las puertas del palacio de Buckingham. Dentro, en secreto, se discutían los preparativos para el funeral. Las características y jerarquía que se otorgará al entierro no eran del todo claras ni siquiera 12 horas después de la trágica muerte de Diana en París junto a su amado, el millonario egipcio Dodi Fayed. Si la Casa de Windsor ha analizado las gigantescas manifestaciones de devoción popular hacia la difunta princesa, deberá llegar a la conclusión de que el funeral de Diana debe ser preparado con detalle. Ignorar el clamor de la calle puede resultar contraproducente en un país bajo fuerte trauma emocional por la pérdida de la única Figura que hasta su alejamiento de la familia real tras el divorcio de Carlos hace un año impulsó con ahínco la idea de modernizar y sobre todo humanizar una corona que muchos en el Reino Unido ven como un símbolo que ha venido perdiendo sintonía con las realidades del siglo XX.

"Diana era la luz en el seno de la familia real y creo que ésta se topará con verdaderas dificultades para sobrevivir ahora que la princesa del pueblo está muerta. Diana era algo más que la figura más popular de la familia real", comentó Keith Brian, un abogado londinense que llevó a sus dos hijos pequeños hasta las proximidades de Buckingham Palace para depositar un enorme ramo de claveles rojos.

Como a millares de apesadumbrados británicos que se lamentan la pérdida de Diana, le molestó el hecho de que, por razones de protocolo -la reina está en Balmoral- del mástil de la residencia de Isabel no ondeaba la bandera británica como en todos los edificios públicos y muchos privados, como la tienda Harrods del padre de Dodi, a media asta.

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