Trágico final en la aventura romántica de Diana
El príncipe Carlos viaja a París para trasladar a Londres los restos mortales de su ex esposa
Diana, princesa de Gales encontró la muerte en la madrugada de ayer en París, a los 36 años, en un terrible accidente de circulación que costó también la vida a su acompañante de las últimas semanas, el millonario egipcio Dodi Fayed, de 41, y al conductor del potente Mercedes 600 negro que, lanzado a toda velocidad, se estrelló con la violencia de un proyectil contra las paredes del subterráneo del puente Alma, en el centro de la capital francesa. Eran las 0.27 cuando sonó el teléfono de los bomberos de París. Un testigo informó a los servicios de seguridad del suceso.
Un comunicante anónimo llamaba para informar del accidente que acababa de producirse en la ribera del Sena, en el llamado túnel de Alma.Como tantas otras veces, Diana huía ayer del acoso de los paparazzi que la perseguían por las calles de París con el propósito de robar una instantánea que les resarciera de las largas esperas infructuosas y les proporcionara un buen beneficio. Poco después de la tragedia, las imágenes del cuerpo destrozado de la princesa ya habían sido ofrecidas a diversas revistas por un millón de dólares (150 millones de pesetas).
Según varios testigos, el vehículo, perseguido por las potentes motos de los paparazzi, modificó bruscamente su trayectoria en una maniobra de despiste penetrando a gran velocidad en el pasadizo subterráneo del puente Alma, donde acabó estrellado tras dar varias vueltas de campana. "Cuando el coche chocó contra uno de los pilares del túnel iba a mucho más de ciento veinte kilómetros por hora. Las motos rodaban detrás, pero no puede afirmarse que intervinieran de manera directa en el accidente" cuenta uno de los testigos. Sus palabras coinciden con la de otras personas.
La acusación de "homicidio involuntario" que pesa sobre alguno de los siete motoristas-fotógrafos detenidos parece infundada. "Hicieron algo mucho peor que provocar un accidente sin querer: sacaron fotos de Diana y Dodi agonizando entre la chatarra. Mientras nosotros intentábamos prestar ayuda, ellos seguían disparando sus flashes". Uno de los fotógrafos fue golpeado por quienes luchaban por extraer los cuerpos de entre la chatarra. En Francia la figura se conoce como "no asistencia a persona en peligro" y en España como "denegación de auxilio". El padre de Dodi Fayed, el magnate egipcio Mohamed al Fayed, está dispuesto a iniciar acciones judiciales contra los fotógrafos. El abogado de la familia no dijo contra quién presentará la demanda, pero criticó duramente a los fotógrafos que llevaban semanas tras la pareja. "Tengo instrucciones de presentar una demanda y lo haremos en el momento en que se abra una investigación. Queremos que se haga la luz sobre lo ocurrido", declaró en televisión Bernard Dartevelle. "Con independencia de la invasión en la vida privada, [los Fayed] tenían la impresión de que los métodos que empleaban [los fotógrafos] suponían un peligro para su integridad".
Un joven que circulaba en dirección contraria en el momento del accidente ha explicado que "la bocina sonaba como una sirena y todos los airbags aparecían hinchados". El amasijo de hierros retorcidos en que se convirtió el coche quedó bajo control de policías y bomberos pocos minutos después del siniestro. Los servicios de urgencia constataron la muerte del chófer y de Dodi Fayed al tiempo que intentaba reanimar a Diana.
Era el sangriento final de un cuento de hadas moderno. "Si ahora está muerta es por culpa de ustedes, los periodistas, y sobre todo de los fotógrafos" gritaba una mujer mayor a los profesionales que esperaban la llegada del príncipe Carlos. Diana de Gales se ha convertido en la tercera mujer de la realeza europea que fallece en accidente de tráfico. Así murieron también la reina Astrid de Bélgica, en 1935, y la princesa Gracia de Mónaco, en 1982.
Homenaje de Chirac
El presidente Jacques Chirac, que se declaraba "muy emocionado", aludió a que "la figura cálida de esta joven mujer de su época era familiar a todo el mundo". Chirac y su esposa, Bernadette, acogieron en la puerta del hospital al príncipe Carlos que, acompañado de dos hermanas de Diana, Jane y Sarah, llegó a París para acompañar el retorno al Reino Unido del cadáver. El féretro, cubierto por una bandera con las armas de la casa de Windsor, salió portado a hombros y recibió honores de la Guardia Republicana.
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