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54º FESTIVAL DE VENECIA

El nuevo rumbo de la Mostra provoca una fuerte marejada política

Ama Maria Tató presenta la versión completa de su filme sobre Mastroianni

ENVIADO ESPECIAL, Mientras las películas se estancaron ayer en una jornada algo rutinaria, en los recovecos y los despachos del Palazzo del Lido asomaron indicios de la fuerte marejada política que está creando el nuevo rumbo que el director de la Mostra, Felice Laudadio, ha impuesto a los criterios y a la dinámica de este gran festival. Ya hay una querella del nuevo jefe contra algunos medios disidentes. Y este fin de semana, fuera de las pantallas, la política se mueve en la convocatoria de unos Estados Generales del Cine Italiano.

La política paralela al certamen veneciano también estará presente en la reunión del vicepresidente del Gobierno, Walter Veltroni, con los responsables del cine francés para firmar los acuerdos de coproducción alcanzados aquí el pasado año entre Italia y Francia. El primer paquete de síntomas de discordia en esta nueva etapa de la Mostra veneciana surgió en la tensa presentación, anteayer, por Felice Laudadio, del jurado internacional, presidido por Jane Campion, que confeccionará dentro de ocho días la lista de películas y cineastas premiados. Hubo allí mucha, mala y buena, electricidad entre el hormiguero de enviados especiales de todos los medios de comunicación italianos y este singular hombre de cine, que no hace películas pero que se mueve como una anguila en las aguas turbias del negocio y la política del cine. El nuevo director del tinglado salió del bombardeo por las bravas.Sectores de la prensa de izquierda trajeron a este acto posiciones críticas constructivas e incluso comprensivas hacia el drástico, y por ahora cierto, cambio de rumbo anunciado con anterioridad por Laudadio. Los de tendencia conservadora, en cambio, sacaron en seguida municiones del polvorín de la beligerancia y, aunque con prudentes balas de fogueo, tiraron a darle donde le duele, probablemente para tomarle la medida a su capacidad para encajar las posibles durísimas críticas que se le avecinan en caso de que su proyecto de nueva Mostra naufrague.

Pero Laudadio, además de organizador de mucha experiencia y probada eficacia, ha resultado ser un brillante polemista y respondió a esos disparos de tanteo de sus adversarios con un cañonazo cargado con auténtica metralla.

Querella en directo

Es Laudadio un tipo al mismo tiempo frío y fogoso, que tiene un espectacular sentido para la reacción a bote pronto, de modo que silenció de golpe el gallinero de los periodistas disidentes con un gesto rotundo: interpuso en directo, a través de un teléfono portátil una querella criminal por calumnia contra la fuente de una información publicada por el Corriere della Sera y el Espresso, se dice que procedente en primera instancia de la agencia Ansa, que le atribuye haber escrito de su puño y letra en una carta que el vicepresidente del Gobierno y ministro de Cultura, Walter Veltroni, pretende echarle del cargo y poner en su lugar a Ettore Scola.

Tanto Scola como Veltroni han desmentido seca y drásticamente esa información. Y el último voló a Venecia y ayer, además de firmar con los responsables franceses el vasto protocolo de coproducción cinematográfica y televisiva entre los dos países, documento que se diseñó el año pasado aquí por estas fechas, avaló la arriesgada iniciativa de Laudadio de convocar para este fin de semana unos Estados Generales del Cine Italiano, título que parece demasiado solemne para una iniciativa práctica muy a ras de suelo: que todos los sectores del cine italiano decidan las bases para una recomposición política, legislativa, económica, administrativa, educativa, es decir, totalizadora, de la industria audiovisual italiana, cuya supervivencia en estado crítico es ya un secreto a voces.

Ayer fue, además de un día de barrer hacia dentro de Italia, el de la gran sesión nostálgica dedicada al fantasma vivo del gran Marcello Mastroianni. Su compañera, Anna Maria Tató, presentó la versión completa -tres horas y media- de Ricordo, si, Io mi ricordo, el monumental e impagable testamento visual del actor, que la propia Tató presentó en una versión reducida hace tres meses en Cannes.

La compañera del cineasta muerto el año pasado en París anunció también la creación de un premio de interpretación que llevará el nombre de Marcello Mastroianni, será entregado por primera vez en la Mostra del año que viene y después alternará un año en Cannes y otro aquí.

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