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Muñoz Molina elogia la aguda mirada española y judía de Max Aub

El novelista sitúa al autor de 'San Juan' sobre las ruinas de Europa

El escritor Antonio Muñoz Molina elogió ayer la certera mirada "española y judía" de Max Aub "sobre las ruinas de Europa". Explicó cómo "por casualidad una tarde" descubrió que la vida y obra de Aub (París, 1903-México, 1972) y la del novelista soviético Vladímir Nabokov tenían puntos en común tanto literarios como de trayectoria personal. El novelista analizó ambas figuras en una conferencia que pronunció dentro del curso Max Aub: 25 años después, que la Universidad Complutense organiza en El Escorial.Muñoz Molina narró cómo descubrió la semejanza entre Nabokov y el dramaturgo, novelista y ensayista Max, Aub: "Hace unas cuantas tardes fui a buscar el teatro completo de Aub en mi biblioteca y lo encontré encima de una biografía de Madimir Nabokov. Jamás hasta entonces se me había ocurrido establecer ninguna conexión entre ambos. Pero al reanudar la lectura de la obra teatral de Aub El Rapto de Europa descubrí una coincidencia: en mayo de 1940, tan despojado de país como los personajes de Aub, Nabokov había llegado a otro puerto de Francia con el mismo propósito que ellos, escapando de la guerra y los nazis en compañía de su mujer y su hijo".

Imbecilidad burocrática

Nabokov, al igual que esos personajes de Aub, tuvo que enfrentarse "no sólo a los infortunios propios de un tiempo de desastres, sino también a la imbecilidad burocrática, a la xenofobia francesa, al destino que los últimos 25 años de la historia de Europa había caído sobre muchos millones de hombres como él, desplazados de países, sin posibilidad de regresar ni de establecerse en ningún sitio".

Muñoz Molina introdujo la obra de Aub en una conferencia plagada de referencias históricas. Dijo que la Europa del siglo XX "nació en el curso de aquella larguísima carnicería que fue la I Guerra Mundial. Que no fue sino el primer acto de la que vino despues, configurando, con la añadidura de la española, una especie de guerra civil europea de más de treinta años". Enmarcó la historia española dentro de la europea y comentó al respecto: "La historia de España, la triste historia española de 1939 a 1975, no puede ser comprendida, a pesar de nuestro aislamiento y ensimismamiento, sin la visión mas ancha del gran cataclismo de Europa".

De su visión de la historia de una Europa en ruinas", Muñoz Molina pasó a centrarse en Max Aub: "Hace falta insistir en la historia si se quiere comprender la vida y obra de Max Aub, un hombre tan arrastrado como millones de otros por los torbellinos de su tiempo, pero, a diferencia de muchos, consciente siempre de lo que ocurría y de lo que estaba en juego, empeñado en la tarea no sólo de sobrevivir sino, además, de comprender, de actuar como testigo y de plasmarlo en la escritura".

"Está bien conocer las peripecias de las vidas de los escritores porque, a pesar de lo que digan esos pervertidos universitarios del lacanismo, la deconstrucción, el posestructuralismo y demás basura franconorteamericana, los libros los escriben los escritores y ponen en ellos lo único que tienen, que es la experiencia de su vida propia, la aleación única de temperamento y cultura de la que está hecho cada uno de nosotros", añadió Muñoz Molina.

"Las vidas de Aub y Nabokov sirven como síntoma de lo que fueron la de otros muchos millones de seres humanos. Por su condición de judío, Aub hereda la tradición de lealtad y destierro de los sefardíes, lo que le ayudó a ser consciente con clarividencia precoz de la forma particular y definitiva del cataclismo europeo que iba a culminar en los campos de exterminio".

Aub comienza a escribir de camino a América, en el barco en, el que viajaba rumbo a su destierro en México. Lo hizo "con la vida desgarrada a los 40 años y con una urgencia angustiosa de entender y explicar la guerra de España y el desastre de Europa, como una forma de seguir viviendo en el espacio y el tiempo que canceló el exilio", explicó Molina.

Urgencia

Del arranque de la actividad literaria de Aub, dijo: "Sorprende la intensidad y la originalidad de la literatura que fue escribiendo en esos primeros años, pero sorprende más aún su urgencia, su rabia, su empeño quijotesco contra la adversidad y contra la muy previsible indiferencia". Un e ejemplo es la tragedia San Juan, que Aub escribió "en un viaje espantoso de 1942. San Juan es el relato de otra travesía, de 1938, pero está hecha con sus mismos materiales -los del autor-, con el olor inmundo y el mareo del barco viejo y la sensación española y judía de no tener ningún porvenir, de haber sido apartado de la comunidad de los seres humano?.

Muñoz Molina calificó a Aub como un innovador literario y un escritor frío que rehusó narrar sus propias vivencias: "La escala de lo sucedido es tan tremenda que las normas usuales no sirven. No hay tiempo para la prosa narrativa y los hechos están demasiado cercanos como para ' que puedan transmutarse eficazmente en ficción".

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