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Bruselas impulsa el trabajo a tiempo parcial y quiere que llegue al 10% de los contratos

Xavier Vidal-Folch

Con la reciente aprobación de una directiva sobre el trabajo a tiempo parcial, la Comisión Europea pretende aumentar la creación de empleo en la UE y prevé que en 10 años más del 10% de los contratos se regirá según horarios recortados. El país que más resultados ha obtenido en la creación de empleo, Holanda, es también el que registra mayor número de estos contratos. La propuesta de directiva recoge, para elevarlo a categoría de norma comunitaria, el acuerdo firmado el pasado 6 de junio por dos patronales y la Confederación de Sindicatos Europeos (CES).

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El horario reducido, país a país

La propuesta es la segunda gran iniciativa adoptada en el seno de la Unión para dotar de contenido al Protocolo Social del Tratado de Maastricht, tras la directiva sobre permisos de paternidad.Para su autor, el comisario irlandés de Asuntos Sociales, Padraig Flynn, el trabajo a tiempo parcial constituye "un factor esencial de la promoción de empleo y de la igualdad de oportunidades entre el hombre y la mujer", porque permite repartir mejor entre ambos sexos las responsabilidades familiares.

El texto establece unas reglas mínimas que los Estados deben cumplir, y les insta a que supriman los obstáculos legales y administrativos a este tipo de contratación. También les reconoce -así como a los agentes sociales de cada país- una gran libertad para ampliar su alcance.

Facilitar el cambio

Los principios básicos del acuerdo interconfederal europeo solemnizados en la propuesta de la Comisión son la supresión de toda discriminación que perjudique a los trabajadores a tiempo parcial, la mejora de la calidad del trabajo, el respeto a la voluntariedad en la opción por el horario reducido y la prohibición de acortar el nivel general de protección social, aunque éste pueda adaptarse mediante disposiciones "diferentes".También insta a los empresarios a facilitar a todos los empleados que lo deseen -incluso a los directivos- la posibilidad de acogerse a contratos de tiempo parcial y a que este camino pueda ser de ida y vuelta.

Un elemento de referencia para esta norma ha sido el éxito de la política laboral en Holanda, el país de los Quince que ostenta mejores resultados en la creación de empleo, con un paro del 6,3%. La contratación a tiempo parcial tiene también su máximo exponente en Holanda, sin que sé haya deteriorado su modelo social. Se acoge a ella el 30% de los trabajadores y hasta el 60% de mujeres, según datos del Observatorio del empleo de este año.

La popularización de esta fórmula contractual es creciente. Entre trabajadores varones -los que menos la practican-, un 4% se regía por ella en 1991. En 1995 ya era un 5%. Y aunque la evolución es lenta, los cálculos de la Comisión indican que al mismo ritmo, y con el crecimiento económico previsto, "en 10 años, un promedio de un 10% de los hombres" trabajará a tiempo parcial. La pretensión de la nueva directiva es precisamente aumentar ese ritmo.

Históricamente, los contratos de horario reducido afectan prioritariamente a las mujeres, a los trabajadores con edades cercanas al umbral del retiro y a los jóvenes que combinan el estudio o la formación profesional con el trabajo. En 1995, los mayores de 65 años suponían el 40% de dichos contratos, y los jóvenes entre 15 y 19 años, el 25%. Los países del Sur son los que menos lo impulsan.

La nueva directiva de la Comisión sucede a otra elaborada en 1990, que, tras cuatro años de discusiones, fracasó en el Consejo de Ministros de Asuntos Sociales del pasado mes de septiembre. Bruselas optó por dar un rodeo y buscó un acuerdo entre los agentes sociales, que difícilmente podrá ser boicoteado por los Gobiernos. A este propósito le viene como agua de mayo la nueva sensibilidad existente en la UE sobre el fomento del empleo y el consenso en la necesaria flexibilidad del mercado de trabajo, de la que el tiempo parcial es un elemento.

El papel creciente de patronales y sindicatos en la elaboración de la incipiente política social europea será, reconocido en el Consejo especial sobre el empleo -la cumbre de líderes- previsto para el próximo noviembre. La presidencia de turno (Luxemburgo) y la Comisión pretenden invitarles a ella, quizá en la víspera de la sesión oficial.

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