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El festival de cine de Moscú, bajo mínimos

La XXª edición del Festival Internacional de Cine de Moscú está desilusionando, y quienes tenían alguna esperanza de que esta vez recuperaría su antiguo prestigio, la han perdido. No se entiende su programación, si se tiene en cuenta que sigue siendo una muestra de categoría A. La mayoría de las películas en concurso proyectadas hasta ayer son simples espectáculos comerciales, y son muchos quienes se asombran de que hayan sido seleccionadas.

Para todos es un misterio cuál ha sido el criterio por el que se ha guiado la comisión seleccionadora, y los resultados están siendo catastróficos. Los más indulgentes dicen que la selección es ecléctica, pero el problema de fondo es que este festival, a diferencia de los otros de su categoría, no tiene línea programadora ni criterios selectivos.

A dos días de que finalice el festival, no hay favoritos. Hasta el momento, la de más méritos cinematográficos es Los niños Witman, del húngaro Janos Szasz, película lenta, densa y difícil. Este filme y Madre e hijo, del ruso Alexandr Sakúrov, contrastan con el resto de los filmes, de tipo claramente comercial. Los franceses presentaron dos comedias: una insufrible (Como reyes, de François Velle) y otra realmente divertida, con Gérard Depardieu, que ha obtenido una buena acogida por el público: La mejor profesión del mundo, de Gerard Lauzier.

La película alemana Golpeando a las puertas del cielo, de Thomas Jahn, ha sido muy bien acogida entre los rusos, cosa natural, pues todo. lo que huele -como esta típica road movie de asaltos y persecuciones- a Quentin Tarantino tiene aquí el éxito asegurado. Su protagonista, Tim Schweiger, es uno de los actores mejor colocados entre los candidatos al premio a la mejor interpretación.

En lo que respecta a la única película española que concursa, Chevrolet -que se proyectará hoy, domingo- su director, Javier Maqua, confía en que puede estar entre las ganadoras de algún premio. El lunes, La habitación de Marvin, de Jerry Zaks, cerrará los filmes en concurso. Por qué fue seleccionada esta película es un misterio, puesto que en los festivales de categoría A -que todavía conserva el de Moscú- está rigurosamente prohibido que se admitan a concurso filmes ya estrenados comercialmente.

Una de las cosas realmente positivas de este festival es su programa de lucha contra la videopiratería, que es uno de los problemas más graves que existe en Rusia en relación a la propiedad intelectual. El 90% de los vídeos que ven los rusos son cintas piratas, y la velocidad a que llegan al mercado moscovita es impresionante. Muchas películas que todavía no han sido estrena das en los cines europeos, ya es tán a la venta en Moscú. Duran te la XXª edición de este festival se ha creado un comité ruso-esta dounidense antipirata, presidido por el director Serguéi Soloviov, y que cuenta con el apoyo de Jack Valenti, presidente de la MPAA (Motion Pictures Association of America), que gobierna los negocios de las majors de Hollywood.

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