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"El proceso de paz no va a ninguna parte sin nosotros"

Alguien dijo una vez de Adams que utiliza la repetición como arma. En efecto, aunque su encanto es cautivador, es difícil desligar demasiado sus ideas del rígido dogma nacionalista que sostiene gran parte de la política del IRA. Sus respuestas, aunque extensas, casi nunca son personalmente reveladoras. Raras veces explica los errores de sus argumentos porque en su opinión no existen. Quizá no sea de extrañar que Adams, de 48 años, y sus seguidores políticos eviten las dudas que acompañan la reflexión. Su credo fue forjado en tiempos de guerra y en prisiones británicas. Fue concebido para servir a la causa, no a las ambiciones de sus mensajeros.Pregunta. Pese a su reciente victoria electoral, ha seguido siendo excluido de las negociaciones de paz. ¿Creía que todo esto sería más fácil después de su victoria?

Respuesta. Para mí, como activista que considera que la política capacita a las personas y permite el cambio, es una cuestión de frustración personal y política. El Gobierno británico se niega, a reconocer nuestras victorias electorales. Es como si nunca nos hubiéramos presentado a las elecciones. Su padre dijo una vez que "quienes hacen imposible el cambio pacífico hacen inevitable el cambio violento". Para asegurar una alternativa pacífica hay que fomentar la primacía del diálogo.

P. Muchos parecen creer que la lucha en Irlanda es esencialmente una batalla entre protestantes y católicos. ¿En qué medida es algo realmente religioso?

R. No es religioso. La filosofía republicana irlandesa que defiendo fue iniciada por los, presbiterianos que se vieron influidos por la Revolución Francesa y por la Revolución de EE UU hace 200 años. Es un conflicto político. Todas las iglesias y denominaciones implicádas son cristianas. Todas adoran al mismo Dios.

Irlanda del Norte ha sido un Estado policial desde que fue fundado por los británicos en 1921. La fase actual de los llamados "problemas" empezó en los años sesenta. A los católicos se les negó su propia vivienda, y para votar había que ser propietario o inquilino de una casa.. Por eso, la base del conflicto se volvió social y económica. La excusa era, como dirían los protestantes, que había que reprimir a los papistas (aquellos que creen en la autoridad del Papa). Por eso, el sectarismo (o fanatismo) es una corriente oculta real, porque para justificar la discriminación, la otra persona es o bien inferior o bien una amenaza.

P. ¿Por qué temen una Irlanda unida los unionistas? ¿Por razones religiosas o económicas?

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R. Es una mezcla. Creo que. muchos unionistas tienen temores legítimos. Lo que hay que recordar es que ese temor no es solamente un fenómeno irlandés.Los protestantes están verdaderamente asustados por lo que se avecina. Supongo que los protestantes también temen que se les haga a ellos lo que sus líderes y su policía han hecho [a los católicos]. Eso supone una enorme responsabilidad para los republicanos, que deberán garantizar que verdaderamente creamos una sociedad que está basada en la igualdad. Una Irlanda libre nunca será verdaderamente libre a menos que acepte a toda la gente de la isla.

P. ¿Qué sacarán con ello los unionistas?

R. Cuando hablo. con empresarios unionistas, me doy cuenta de que el futuro les plantea muy pocos problemas. Entienden las ventajas de una economía panirlandesa. En círculos unionistas se desarrolla un debate sobre sus líderes. David Trimble [líder unionista del Ulster] y el líder del Partido Unionista Democrático, el reverendo Ian Paisley, están compitiendo con los ultraunionistas.

P. ¿Habla alguna vez con Paisley o con Trimble fuera del contexto político?

R. No. Y ellos tampoco están dispuestos a hablar en ningún contexto político.

P.¿De modo que nunca ha tenido un intercambio personal con ellos?

R. No, pero no porque yo no quiera, sino porque ellos no quieren. Hace unos años participé en el programa de Larry King. Un unionista, miembro del Parlamento, Ken Maginnis, viajó en avión desde Irlanda para participar en el programa, pero se negó a estrecharme la mano. En otra ocasión acudí a la BBC para ser entrevistado e Ian Pasley bajaba en el ascensor, sin que yo lo supiera. Yo estaba aguardando el ascensor, y cuando me vio fuera en el vestíbulo, se negó a salir y volvió a subir. Por un extraño momento pensé que si hubiera tenido la energía para subir corriendo por las escaleras habría dado un considerable empujón a todo el proceso.

P. Durante su infancia, ¿tuvo contactos sociales con gente cuyos padres fueran unionistas acérrimos?

R. En las zonas rurales, muchos amigos míos crecieron junto a campesinos protestantes que ayudaban a segar el heno y esa clase de cosas. Ahí, a nivel popular, creo que encontrará un profundo anhelo de paz. En lo que se refiere a mi propia experiencia, como mis padres eran republicanos tenían una actitud á la carte hacia el catolicismo. Los republicanos eran siempre el blanco de la e porque la jerarquía católica -remontándonos a la época en la que su gente estaba aquí- siempre se opuso a las luchas populares. Cuando yo era un adolescente, el barrio vecino era protestante. Había chicas majas justo al otro lado de la carretera. Puede que hubiera algunos chistes sobre protestantes y católicos, pero desde luego no había la violencia que hay ahora.

P.¿Pueden los jóvenes católicos y protestantes seguir coexistiendo a esa escala más amistosa?

R. No. Una de las cosas tristes de Belfast hoy es que muchos jóvenes no tienen la experiencia de. conocer a gente de una religión diferente.

P. Parece percibirse una rara confluencia de circunstancias favorables que aumenta las posibilidades de lograr verdaderos avances. ¿Es éste su punto de vista?

R. Sin duda hay un cierto grado de expectación. Ahora el Gobierno británico tiene una mayoría clara. Si los laboristas tienen la voluntad política de negociar, creo que Blair y su Gobierno pueden conseguir muchas cosas. Y Clinton ha sido de ayuda en su segundo mandato, igual que lo fue en el pasado. Dicho esto, nosotros en el Sinn Fein insistimos en que debemos participar en las conversaciones en Stormont, basándonos en los mismos derechos que los demás partidos. El Gobierno británico dice que no podemos participar en las conversaciones a menos que el IRA dicte un alto el fuego.

P.¿Cómo responde a eso?

R. Estamos intentando limar las diferencias entre las posiciones británica y del IRA. La dificultad se ve complicada por e fracaso a la hora de mantener el último alto el fuego, o cese. Duró un año y medio. Fue organizado por el entonces primer ministro irlandés, Albert Reynolds, por John Hume y por mí partiendo de la base de que si el IRA ponía fin a su campaña militar se iniciarían conversaciones a los cuatro meses. Transcurrió un año y medio y seguía sin haber conversaciones. La gente del Sinn Fein tragó saliva. Esto es lo que ahora preocupa al IRA: que si dictan otro alto el fuego, el Sinn Fein quedará excluido de las conversaciones de paz.

P. ¿Qué concesiones le gustaría obtener de los británicos para un alto el fuego?

R. Se puede empezar a establecer la confianza con la legalización de la lengua irlandesa. Es necesario ocuparse del desempleo. Los católicos siguen teniendo el doble de probabilidades de estar en el paro sencillamente porque son católicos. Hay que mejorar la situación en las cárceles. Los presos recluidos en Gran Bretaña podrían ser trasladados a cárceles en Irlanda del Norte. Las balas de plástico tienen que ser prohibidas. Es necesario controlar adecuadamente las marchas de los orangistas. El desarme tiene que formar parte de las negociaciones (y no sólo reclamado por los británicos). No se puede exigir una rendición por parte del IRA y esperar que la gente entregue sus armas sin que existan garantías de unas conversaciones.

P. ¿Podría avanzar el proceso de paz sin el Sinn Fein?

R. No va a ninguna parte sin nosotros. El Sinn Fein es en la actualidad el principal partido en Belfast. Estamos dispuestos a negociar la paz. Claro que los unionistas podrían intentar derrotarnos una vez que se hayan iniciado las conversaciones. Los británicos son expertos en eso. El líder del Sinn Fein Michael Collins intentó negociar para mantener Irlanda unida en 1921 y' luego fue engañado por los británicos. La historia irlandesa está llena de héroes rotos como ése.

P. ¿Cómo hará que los republicanos de la línea dura participen en el proceso con usted?

R. Con mucha dificultad. Ningún activista o líder republicano tiene la capacidad para hacerlo. Ni las condenas, ni las derrotas militares, ni el ostracismo ni el repudio del IRA pudieron convencer al IRA de que no utilizara la violencia para conseguir sus objetivos. Lo que hizo posible el alto el fuego fue una decisión reciente de que ya era hora de hacer la paz. Pero el Sinn Fein sólo puede lograr resultados si hay unas negociaciones creíbles. El pasado octubre, John Hume y yo presentamos propuestas nuevas al Gobierno británico, que John Major rechazó. Creíamos que podíamos conseguir unas negociaciones creíbles y dirigirnos de nuevo al IRA partiendo de esa base. Pero una vez más no hablo en nombre del IRA.

P. ¿No es la raíz de su poder el hecho de hablar por el IRA?

R. Sí y no. En lo que se refiere a nuestras victorias' electorales, la gente nos votó por nuestra estrategia clave y por nuestra política económica y social. A la gente de Irlanda del Norte le gusta lo que oye decir a los nacionalistas. John Hume y yo intentamos poner fin a la violencia permanentemente. Acabar con ella y punto, para siempre.

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