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Editorial:EDITORIAL
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Un grito unánime

ETA CONSIGUIÓ levantar ayer a todo el país en una movilización sin precedentes. A un lado, los secuestradores de Miguel Ángel Blanco Garrido; al otro, todos los ciudadanos de bien. La respuesta popular, masiva y espontánea, ha sido paralela a la de todos los partidos democráticos reunidos en la Mesa de Ajuria Enea. Mientras las policías estrenan una colaboración inédita y rastrean sin descanso, este país se ha puesto en mar cha para hacer lo único que puede hacer: elevar un grito unánime para que la organización terrorista no cumpla su amenaza de muerte. Quedan sólo unas horas para que venza el ultimátum, a las cuatro de esta tarde. El escalofrío provocado por esta -última vileza de ETA no nos impedirá seguir pidiendo a voz en grito la libertad de Miguel Ángel Blanco, que es también la libertad de todos.Pasa a la página 10

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Si el objetivo principal de ETA era soliviantar a todo el país -en una reedición de la perversa estrategia de cuanto peor, mejor-, no cabe duda de que lo ha conseguido. Los ciudadanos viven desde el jueves un espasmo social muy distinto del que habían previsto los terroristas, a quienes parece animar la máxima que Hitler escribió en Mi lucha: "El terror y la fuerza son los medios que logran más fácilmente vencer a la razón".

La mejor respuesta a esta falacia ha sido la masiva movilización que se produjo ayer en las ciudades y los pueblos de España, donde cientos de miles de ciudadanos libres se echaron a la calle sabedores de que es la libertad de todos la que está en juego. Como hubieran reaccionado esos mismos ciudadanos, si hubieran existido condiciones democráticas, ante los consejos de guerra y los fusilamientos de las postrimerías del franquismo. Los terroristas, con sus chantajes, sus asesinatos, sus secuestros, en definitiva, con su régimen de terror, pretenden devolvemos a todos a otra dictadura en la que la única voz sea la suya, impuesta por la fuerza. En eso se parecen a Franco. Y es dictadura no tan sólo porque mata y tortura, sino porque desprecia a esa abrumadora mayoría de, ciudadanos españoles y vascos que una y otra vez -en las elecciones, en las declaraciones, en las manifestaciones- certifican su, repugnancia ante los métodos etarras y su defensa de una patria en la que todos quieren encontrarse: la de la libertad. El mundo que rodea a los asesinos -los suyos- debería ser, en pura lógica, el primero en exigir la libertad de Blanco Garrido. Empezando por los presos: ETA ha vinculado el secuestro al traslado de los presos etarras a las cárceles del País Vasco. Si ocurriese lo peor, un nuevo asesinato no haría otra cosa que empeorar las condiciones para el acercamiento al territorio vasco. Sería la reacción, apoyada por la opinión pública, a la locura etarra. Es una razón instrumental, pero indica hasta que punto la dirección de ETA desprecia el futuro de sus presos. La paz es la única situación ocurrido lo ocurrido- en la que los encarcelados pueden cambiar.

Siguiendo con su entorno. Ayer ya hubo disidentes -¿se lo tolerarán?- que vencieron el miedo y expresaron su petición de que liberen inmediatamente al concejal de Ermua. Los votantes de HB, ¿pueden ser insensibles al deseo vehemente de la mayoría? ¿Pueden cerrar los ojos y seguir alimentando un fanatismo que lleva a todos, también a ellos, a la catástrofe? ¿Pueden obviar las reacciones que llegan del exterior -como las que hubo en el tardofranquismo para evitar las ejecuciones de Txiki y Otaegui-, las de Amnistía Internacional, el Papa o incluso los tupamaros uruguayos reclamando sencillamente humanidad? . Pero la lógica coexiste mal con el fanatismo, como ya demostraron los campos de exterminio nazis. El miedo de los suyos es tan fuerte que la primera reacción de HB ha sido convocar contramanifestaciones frente a los demócratas, exaltar el enfrentamiento, lo que permite interrogamos sobre la misma condición humana en su contacto con el totalitarismo. Los que hoy todavía no disienten ante la irracionalidad por miedo o por ceguera, deberían recordar los versos de Bertolt Brecht: "Primero se llevaron a los negros, pero a mí no me importó porque yo no lo era. Enseguida se llevaron a los judíos, pero a mí no me importó porque tampoco lo era. Después detuvieron a los curas, pero como yo no soy religioso, tampoco me importó. Luego apresaron a los comunistas, pero como tampoco soy comunista, tampoco me importó. Ahora me llevan a mí, pero ya es tarde". ¿Cuándo romperán los que- hoy toleran, miran para otro lado y se autosilencian?

Lo que buscan los terroristas con el secuestro de Blanco Garrido, en términos políticos, es un pulso directo con el Gobierno y el Estado. En su debilidad, ETA ha llegado al límite y ya no le sirven los intermediarios. Pero el secuestro del concejal es una acción prepolítica: forma parte de los delitos comunes que cometen los que extorsionan a toda la sociedad. A todo un pueblo, como dicen ellos.

Ante tal chantaje, ante la exigencia de ponemos de rodillas a todos, ante el final del plazo dado para asesinar a Blanco Garrido, está la respuesta pacífica de los ciudadanos que ayer se manifestaron y que hoy lo volverán a hacer. Está el apoyo, a las fuerzas de seguridad para que lo intenten liberar pese a las dificultades casi infinitas. -Está la piña junto a nuestro Gobierno y los partidos democráticos. Y está el llamamiento a los secuestradores, no por desesperapzado menos fuerte y unitario, a que liberen a Miguel Angel Blanco Garrido y no lo conviertan en mártir de la democracia. Como dijo ayer , Iñaki Gabilondo en una de las- concentraciones, existe una patria por encima de todas las patrias: la patria de la dignidad del hombre. Y existe una ideología por encima de todas las ideologías: la ideología de la vida y la libertad. No conseguirán quitárnoslas.

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