Los cerditos y la viuda del artista

Las peripecias de una familia, formada por un cerdo polígamo, tres cerdas y sus retoños, más la intransigencia de la viuda del artista belga Marcel Broodthaers, que impuso la no exhibición de la obra de su difunto marido, ocuparon la atención de buena parte de las conversaciones, en vísperas de la inauguración de la X Documenta.Papá cerdo Ben y sus concubinas Tea y La Gris se han convertido en obras de arte vivas, gracias a la Documenta. La casa para cerdos y personas, de los artistas Carsten Höller y Rosemarie Trockel, expone en la Documenta, en un espacio de 8 x 12 metros, al cerdo con su prole, separados del público por un cristal. Para rematar la faena, La Gris acaba de parir nada menos que ocho cerditos.

El catálogo de la Documenta presenta la propuesta conceptual de los artistas con la frase: "Una buena parte del trabajo del artista Carsten Höller -basado en los cono cimientos del biólogo Carsten Hóller- se ocupa de las teorías de la evolución, que con templan en primer término los sentimientos humanos como amor y felicidad como estrategias para la reproducción de la propia masa hereditaria".

El artista explica que la obra trata del problema de la relación ética entre la persona y la creación. Cámaras de vídeo, vigilantes y alambradas eléctricas se ocupan del bienestar y a la vez control de la prolífica familia.

Conflicto

Antes de su apertura, la Documenta ya tiene un conflicto ante la negativa de la familia del artista Marcel Broodthaers a exponer su obra, en la forma que pretendía la directora del evento. El lugar previsto para la exposición aparecía ayer vacío, con una enorme tela negra, donde debería encontrarse la obra Sección Publicidad. La familia del artista, en concreto su viuda, no aceptó la forma en que la Documenta pretendía presentar la obra de Broodthaers y se negó a autorizar su exhibición.La directora de la Documenta, Catherine David, explicó que estaba dispuesta a negociar para exponer la obra de forma correcta, "pero luego vino el folclor, y eso no me interesa", manifestó. Del entorno de la directora dejan caer un "ya se sabe cómo son las viudas de los artistas". Todavía se confía en que en los próximos días se llegue a un acuerdo y al final la obra se pueda contemplar.

La primera Documenta de Kassel se celebró en 1955 por iniciativa del coleccionista Arnold Bode, que quería llenar con este acontecimiento el vacío artístico y cultural dejado por los nazis en Alemania con su discriminación del arte moderno.