Aumenta el número de menores que son asistidos por abusos sexuales
El niño que era entregado a un pederasta, en tratamiento
/ MILAGROS P. OLIVAEn seis meses, la Unidad Funcional de Abusos Sexuales a la Infancia del hospital infantil Sant Joan de Déu de Barcelona ha atendido a 104 niños. Todos habían sido objeto de abusos sexuales, y entre ellos figura el niño de 10 años que era cedido por sus padres a un pederasta los fines de semana a cambio de una compensación que rondaba las 30.000 pesetas. El niño se encuentra ahora en un centro de menores de la Generalitat, mientras sus padres y el pederasta permanecen en prisión.
En los últimos años no ha cesado de aumentar el número de casos tratados porque cada vez hay mayor sensibilidad social y se denuncian más, indica Jordi Pou, jefe del servicio de Pediatría del hospital Sant Joan de Déu. En los dos años y medio que lleva en funcionamiento, esta unidad ha atendido 210 casos, la mitad en los últimos seis meses. El 80% son niñas y la edad media se sitúa en apenas seis años."Las estadísticas corroboran que los abusos sexuales son un problema social importante: el 25% de las mujeres confiesan haber sido objeto de algún tipo de abusos de niñas", explicó Pou. El problema de los abusos no es sólo el sufrimiento que causan, sino las secuelas psicológicas que pueden dejar incluso cuando el niño no tiene conciencia de: la desviación y la vive con normalidad, como es el caso del niño de Ciutat Vella que cada fin de semana era entregado por sus padres al pederasta. Recibía regalos y atenciones, y la relación era ya tan conocida que hasta era del dominio de sus compañeros de colegio.
"Las secuelas suelen depender del tiempo que han durado los abusos y de la forma en que han sido vividos", precisó ayer Ramon Buscallá, director general de Atención a la Infancia. En este caso existe un problema añadido: fueron los padres quienes consintieron el abuso. "El niño puede tener sentimientos ambivalentes, puesto que sus padres son quienes le cuidan pero también quienes lo abandonan".
El pequeño se encuentra desde el pasado fin de semana en un centro de menores, después de que la unidad de abusos certificara que había sido objeto de penetración anal. Se prevé que reciba tratamiento y que en cuanto su situación lo permita pase al pro-gramade acogida familiar.
Según Rut Sonnabend, psicóloga clínica responsable del Grupo de Pequeña Infancia del Colegio de Psicólogos de Barcelona, "el abuso sexual es un hecho traumático que obviamente no se produce sin consecuencias. Las secuelas psicológicas dependerán de la estructura de personalidad del niño y de si puede elaborar lo que le ha ocurrido". Suelen manifestarse en la pubertad, con agreasividad, trastornos de conducta, depresiones e intentos de suicidio. Sonnabend cree que la sociedad debe abordar este problema de forma diferente: "Creo que sería importante hacer un trabajo de prevención. Los niños han de estar avisados. Sin provocar alarma social y sobre todo sin crear angustia, se ha de hablar de ello a los niños en la familia y en los colegios, para que puedan defenderse y explicarlo si les ocurre".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.