Los socialistas europeos, impotentes para unificar su política sobre la UE

Los socialistas europeos viven una situación esquizofrénica ante la evidencia de que gobiernan en 13 de los 15 países de la UE, pero no tienen capacidad para proponer una política común. La presión de sus respectivas opiniones públicas, proclives a culpar al proceso unitario de sus males, junto a la necesidad de transacción que tienen muchos de ellos con las fuerzas políticas con las que gobiernan en coalición, son las causas que se apuntan. El ciclón británico y francés pidiendo cambios junto a la heterodoxia de los suecos sopló ayer con fuerza en Malmö, donde se celebra el IU Congreso del Partido de los Socialistas Europeos (PSE).

Bajo el lema Nuestra responsabilidad: una nueva Europa, los socialistas intentarán durante tres días encontrar una posición sobre el proyecto de unión económica y monetaria. Todos los líderes presentes -nueve primeros ministros- hicieron discursos de marcado carácter social con apelaciones continuas al sentir diario de los ciudadanos frente a los discursos económicos de ajuste duro.El primer ministro sueco, Göran Persson, no hizo ayer alusión a su anuncio del lunes respecto a que su país probablemente diría no a estar presente en el grupo de países que el 1 de enero de 1999 pondrá en marcha el proyecto de unión económica y monetaria. En la inauguración del congreso, el político sueco hizo una salutación entusiasta ante el hecho de que en el frío Palacio de Convenciones de Malmö se habían reunido "Ias fuerzas que dirigirán Europa en el siglo XXI". Como diría después el secretario general del PSOE, Felipe González, en 15 días la socialdemocracia se ha visto abocada a gobernar para 110 millones de personas.

Ayer ya hubo un anticipo de lo que serán los discursos de estos días de congreso sobre los retos de la socialdemocracia. Persson habló de las cuatro E, como retos de esa familia ideológica: educación, economía, empleo y ecología. El auditorio estalló en aplausos cuando Persson citó a los flamantes dos nuevos primeros ministros del Reino Unido y Francia. Los discursos de Tony Blair y Lionel Jospin son esperados hoy con auténtica expectación.

El nuevo primer ministro británico viene ya dando pistas precisas de por dónde quiere que discurra la Unión Europea y habla de "cambios profundos" en su construcción. Blair asegura que "ha oído el mensaje" de los ciudadanos británicos, que no cree que sean muy diferentes al del resto de Europa, según ha escrito en un periódico sueco como tarjeta de presentación de su estancia en Malmö. La necesidad urgente e inaplazable de crear empleo constituirá su principal demanda ante sus compañeros ideológicos. No va a ser el único.

Petición de Guterres

El primer ministro portugués, Antonio Guterres, pidió un esfuerzo para aportar ideas que acaben con el desempleo creciente en Europa. El político luso sugirió ante sus compañeros de partido la emisión de bonos en los países europeos específicamente para poner en marcha programas de empleo.En la línea que lleva este congreso de reclamar que las cosas no sigan igual se inscribirá también Lionel Jospin. Los congresistas esperan con curiosidad qué es exactamente lo que quiere decir Jospin cuando habla de "reorientar" el proceso de construcción europea.

El líder socialista español, Felipe González, rogó que no se sacaran de quicio las diferencias que podían observarse entre los socialistas europeos. "La socialdemocracia nunca ha sido ortodoxa y siempre estamos en la línea de la innovación". González comentar en concreto los cambios que piden Blair y Jospin respecto a una unión económica y monetaria por la que él en su larga etapa de Gobierno apostó mucho. "Yo siempre he sido revisionista", respondió González hablando por él y no por los demás.

Horas después el ex primer ministro español dio muestras de que no está tan lejana psicológicamente su larga etapa de gobernante. Ante tanta proclama de cambio, el dirigente socialista manifestó: "Deberíamos abandonar la vocación de oposición y la reivindicación; hagamos cambios, sí, pero desde la responsabilidad, no desde la reivindicación".

No hubo cambios, sin embargo, en la estructura de dirección del PSE. El alemán Rudolf Scharping fue reelegido presidente del partido.

Sin focos y sin micrófonos, los miembros de la llamada cumbre de líderes del PSE se encerraron anoche en una cena en la que debía salir una aproximación a lo que será la posición socialdemócrata para la cumbre de Amsterdam de la próxima semana.