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FERIA DE SAN ISIDRO

Casta asnal

Otra conquista de la genética: la casta asnal.Que nadie usurpe este milagro de la ciencia. Lo han conseguido los ganaderos de bravo españoles (algunos), a puro huevo. Y cuando se dice a puro huevo se está haciendo referencia expresa al huevo con cáscara que continúan poniendo las gallinas en el umbral del tercer milenio. De momento.

Las Ventas quedó convertida en la feria de muestras del toro con casta asnal y fue la sensación. También pasará a la historia Las Ventas por esto.

Salían los toros, grandes tipo armario, y se ponían a hacer el burro.

Flameaban capotes, los toreros pretendían provocar la embestida, y el toro hacía ¡fu!

Hay disparidad de opiniones al respecto y en el curso de la porfía hubo quien se llevó tres guantazos.

Puerto / Litri, Barrera, Ordóñez

Toros de Puerto de San Lorenzo, con volumen y cornalones, flojos, descastados. Litri: pinchazo, metisaca en los bajos y rueda de peones (protestas); pinchazo, estocada trasera y rueda de peones (silencio). Vicente Barrera: media baja perdiendo la muleta (palmas y también protestas cuando saluda); estocada tendida caída a toro arrancado y dos descabellos (silencio). Rivera Ordóñez: pinchazo bajo, otro hondo, rueda de peones, dos pinchazos más y estocada ladeada (ovación y también protestas cuando saluda); estocada trasera ladeada (oreja con protestas).Plaza de Las Ventas, 23 de mayo. 17ª corrida de abono. Lleno.

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La cuestión a debatir era si el toro había hecho fu, o mu, o ronc, ronc, ronc que -aseguraba un veterano espectador- es la voz onomatopéyica del rebuzno.

"¡Nada de fu ni de mu", insistía: "Ronc, ronc, ronc".

Alguien le corrigió: "Se equivoca usted. No es ronc, ronc, ronc lo que hace el toro sino aj-ronc, aj-ronc, aj-ronc".

Que sí, que no, que sí -uno y otro-, acabaron a tortas.

En el turno de varas, al sentir el hierro -a veces con sólo olerlo- los toros de casta asnal huían despavoridos, no se sabría decir si haciendo fu o mu o ronc y a las cuadrillas se les acumulaba el trabajo pues habían de ir a buscarlos a la lejana tierra de chiqueros.

Fue excepción el sexto, que aceptó las varas y, en el turno de muleta, amagó a Rivera Ordóñez una colada terrible.

Rivera Ordóñez es torero pundonoroso que no da pase por perdido e insistió en sacarle al toro temperamental, menos burro que sus congéneres -matarán a la vaca madre por eso- los derechazos y los naturales. Temple no había en la acción -resultaba enganchada la muleta, una quedó hecha trizas-, pero valor sí y algún gañafón perdido lo aguantó estoico el torero.

La faena iba larguísima y, ya en sus postrimerías, le dio a Rivera Ordóñez por el tremendismo, ahogar la embestida, esas cosas. A la salida de un pase de pecho se desplomó el toro y se produjo una inquietante escena que, si la ven en el Parlamento Europeo, nos aspan: el toro caído, roto y humillado; el torero componiendo una bizarra postura de triunfador; el público en pie aclamando semejante adefesio.

Siguieron dos circulares, ora por la izquierda, ora por la derecha, citando de espaldas. Hace unos años los circulares de espaldas, que solía ejecutar Dámaso González, no los aceptaba el público de Madrid. Ahora los circulares valen orejas. Y con ellos se ganó una Rivera Ordóñez tras cobrar un espadazo trasero.

Igual de pundonoroso estuvo Rivera Ordóñez en el tercero de la tarde, sólo que lo mató fatal. Y, además, al animalote aquel le rezumaba la burrería. A los toros burros no se les puede hacer toreo en sentido estricto sino burradas en sentido lato. Picarlos, banderillearlos y matarlos ya es una burrada, si bien se mira, mas los públicos aún no han captado esa sensibilidad. Será cuando lo divulgue la televisión.

Litri hacía lo que podía, que era pegar mantazos. Vicente Barrera intentaba con voluntad y aplomo el toreo vertical. Su compostura fue impecable. Citaba juntas las zapatillas, daba el pase y el toro (cualquiera de sus dos toros) pasaba efectivamente. Pasaba de pasar. A veces pasaba con tanta afición que seguía su camino en ansiosa demanda del muladar.

El toreo de la tauromaquia clásica no lo entienden los burros. O cabría expresarlo de distinta manera: la casta asnal que han logrado crear los ganaderos españoles (algunos) requiere una tauromaquia propia. Todo llegará. Algunos ya rebuznan por ahí, dando ideas.

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