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Crítica:CINE
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Retrato de familia con mayordomo

Que del servicio doméstico conviene no fiarse mucho, es algo que cinematográficamente sabemos desde hace tiempo, por lo menos desde que Joseph Losey imaginara, en El sirviente, a un retorcido Dirk Bogarde como criado que terminaba literalmente apropiándose de hacienda y alma de su amo. Y si cabía alguna duda sobre cómo viven las clases altas el peligro de sus servidores, véase el reciente La ceremonia, el mejor Claude Chabrol, para constatar hasta qué punto la presencia de un extraño en casa puede precipitar sencillamente lo peor, la muerte.Perverso, el debú cinematográfico del, por lo aquí visto, oscilante John Paul Davidson se plantea por parecidos derroteros, pero ancla sus raíces en referencias más caprichosas, presuntamente surreales, y en el fondo, menos atentas a lo que podríamos considerar la vertiente social de la servidumbre.

Perverso (The Grotesque)

Dirección: John Paul Davidson.Guión: Patrick McGrath, según su propia novela. Gran Bretaña, 1995. Intérptes: Alan Bates, Theresa Russell, Sting, Lean Headey, T. Styler, Jim Carter. Estreno en Madrid: cines Real Cinema (V. O. S.).

El filme, cuyo título original,The grotesque, se ajusta mucho más a su contenido que el comercial que aquí ostenta, cuenta la extraña vida de Sir Hugo Coal (Bages), un paleontólogo aficionado que se entretiene montando el enorme esqueleto de un ave prehistórica que se trajo después de muchos años de investigaciones en África. Padre de una atractiva joven (Headey), y marido de una no menos atractiva americana (Russell), con quien no se acuesta desde hace años, nuestro hombre no parece estar muy en sus cabales. Excéntrico, arruinado e imprevisible, su reacción negativa ante el compromiso de su hija con un joven aspirante a poeta precipita la extraña muerte de éste, el nudo criminal que desencadena las aviesas maniobras de un mayordomo con el que Sting demuestra que: a) no es actor; y b) que puede ser más cargante que cuando resulta almibarado, es decir, que siempre.

Él es uno de los sinsentidos del filme, pero no el único. Si algo parece Perverso es el borrador de una película posible, pero nunca materializada en el encuadre. Tiene todos los elementos para resultar un filme curioso, tan extravagante como sus imágenes parecen sugerir; una historia volcada hacia la escatología, los placeres umbríos y procelosos, la perversión y el grotesco. Pero la impericia de su responsable, Davidson, unida a un guión escrito por alguien que no parece tener muy claro eso del punto de vista de la narración, lo hacen sólo un filme fracasado de comienzo a fin.

1 La regulación de las relaciones entre los personajes resulta cuanto menos abrupta, sino incomprensible en todo caso, ajena a la diégesis del filme. La puesta en escena parece más atenta a resaltar los aspectos repulsivos o chocantes de la historia que a hacer que avance coherentemente, y nada podemos decir del trabajo de los actores, como no sea constatar los abismos que hay entre ellos; Bates, que suele ser un dominador nato de las situaciones en que aparece, luce aquí una sobreactuación que firmaría con todo gusto un Richard Harris o un Peter O´Toole, por poner algunos extremos; Sting, ya quedó dicho, podrá ser músico, pero ciertamente no es actor,' mientras su esposa, Trudy Styler, que es también la productora, no parece encontrarse nunca a gusto en el encuadre, por el cual vaga bebiéndose, uno tras otro, generosos vasos de vino tinto. Sólo Theresa Russell, una buena actriz generalmente desaprovechada, parece ajustada a su papel de gran señora con trastienda llena de telarañas.

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