_
_
_
_
_

Kabila deja plantado a Mobutu en alta mar

Ramón Lobo

ENVIADO ESPECIAL El líder rebelde, Laurent Kabila, ha asestado un inesperado golpe al. encuentro que ayer debía haber sostenido con Mobutu Sese Seko. Kabila, en un medido desplante a EE UU, organizador de la cumbre, esperó a que el presidente zaireño se hallara a bordo del barco surafricano Utenika para anunciar que no iba a acudir a esta reunión por razones de seguridad y porque no había sido invitado oficialmente. Mobutu, furioso, sintiéndose estafado por todos, exigió el inmediato regreso del buque de aguas internacionales al puerto de Pointe Noire (Congo), donde desembarcó.

Más información
Francia facilitó ayuda militar encubierta al líder zaireño
El dique negro
El orondo mesías

Los norteamericanos esperan aún evitar el colapso total de la solución negociada e intentar la convocatoria de otra cita. Su intención era aislar a los dos líderes hasta que encontraran una solución negociada a la guerra, en una fórmula parecida a la que se aplicó en Dayton para la ex Yugoslavia.Lo ocurrido ayer tarde demuestra que la desconfianza es enorme. Por la mañana, algunos de los colaboradores de Mobutu presumían abiertamente de que el líder rebelde iba a ser asesinado. Kabila ha utilizado el asunto de la seguridad como argumento esencial para negarse a subir al helicóptero que le debía trasladar de Luanda (Angola) al Utenika. Poco antes, el propio Mobutu había logrado posponer la partida del barco en cinco horas El dictador tampoco quería volar porque las vibraciones pueden afectar a su recuperación médica (ha sido operado de cáncer de próstata). A Mobutu le acompaña el presidente surafricano, Nelson Mandela.

El gesto de Kabila y, sobre todo, el momento elegido, parece más una treta para posponer cualquier cumbre y ganar tiempo. Una gran columna de 4.000 rebeldes mandados por el hijo del mítico Mulele ya están en los arrabales de Kenge, donde el Ejército de Mobutu ya se ha dado a la fuga. Kenge está a mitad de camino entre la conquistada (el martes) Kikwit y la capital zaireña, Kinshasa. Es decir, Kabila está a menos de 280 kilómetros de la capital: cinco o seis días de marcha. La radio francesa (Radio France International) anunció anoche que Lisala, más al norte, en el corazón de Ecuador, ya había sido tomada por los hombres de Kabila. Lisala es la puerta de Gbadolite.

Con la inesperada suspensión temporal de la cumbre, Kabila quiere demostrar a Mobutu y a los norteamericanos que no está dispuesto a ceder en una mesa de negociaciones lo que tiene al alcance de la mano por la vía militar. Horas antes de su espantada, el jefe rebelde había repetido que la única negociación es la fecha de la marcha del dictador. El general Likulia Bolongo, el impopular primer ministro impuesto por Mobutu, tampoco modifica su agenda: creación de un Gobierno de reconciliación y el alto el fuego. La prensa de la capital revelaba ayer que este general ha ordenado el envío de 1.000 hombres de la División Especial Presidencial, el único cuerpo de élite, para frentar ese avance. En Kinshasa se siguen los acontecimientos con aprehensión. No sólo empiezan a escasear los alimentos básicos -la mandioca y la carne de vaca-, sino que la gente teme que algunos cuarteles aprovechen la ausencia de Mobutu para lanzarse al pillaje.

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_