Aznar y Clinton que España asuma un papel preponderante en la OTAN tras su plena integración
El presidente del Gobierno, José María Aznar, visitó ayer por primera vez la Casa Blanca con la voluntad de lograr que España sea uno de los aliados europeos favoritos de Estados Unidos, como ya lo son el Reino Unido, Alemania, Francia e Italia. Aznar, según un portavoz de Moncloa, explicó a Bill Clinton que "España quiere ocupar el cuarto lugar entre los aliados europeos de EE UU, y aspira a ser el tercero en el futuro". Por su parte, Clinton se felicitó por el compromiso que asume España con la plena integración en la OTAN y deseó que el nuevo papel de nuestro país en la Alianza sea de liderazgo.
Aznar, que se entrevistó durante media hora con Clinton en el Despacho Oval, reiteró ante su homólogo norteamericano el compromiso de integrar plenamente a España en la OTAN. Antes, en una breve comparecencia ante los periodistas, Clinton había celebrado la nueva posición en la estructura militar de la Alianza de "un muy valioso aliado y socio", del que espera que asuma un papel de liderazgo en la nueva OTAN. El presidente norteamericano, que alabó la participación de nuestro país en la pacificación de Bosnia, elogió también el "excelente trabajo" de Javier Solana como secretario general de la Alianza.Aznar afirmó que su reunión con Clinton se desarrolló en "un clima de gran cordialidad y confianza política y personal". El presidente norteamericano, que efectuó hace 28 años su único viaje turístico a España, le prometió que, "si nada lo impide", pasará unos días en algún "sitio divertido" fuera de Madrid antes de la cumbre de la OTAN de los próximos 8 y 9 de julio.
A las 12.15, el cortejo de limusinas negras que transportaba a Aznar hizo su entrada en la Casa Blanca. Al presidente del Gobierno le acompañaban Rodrigo Rato, vicepresidente segundo y ministro de Economía; Abel Matutes, ministro de Exteriores, y Ramón Gil Casares, director de la Oficina de Asuntos Internacionales de Moncloa.
A la entrevista en el Despacho Oval asistieron por parte norteamericana, además de Clinton, el vicepresidente Al Gore; la secretaria de Estado, Madeleine Albright, y el consejero nacional de Seguridad, Sandy Berger. Luego hubo un almuerzo de trabajo.
El menú consistió en consomé de tomate y jengibre, brochetas de mero con champiñones y patatas, ensalada con salsa de frambuesa, raíces de apio churruscadas, sorbete de sangría, café, copa y puros. Clinton regaló a Aznar una edición de 1932 de Muerte en la tarde, de Ernest Hemingway, y recibió de su huésped un bronce de un jugador de béisbol y unos gemelos de plata con el escudo de España.
Clinton expresó su convicción de que Madrid es el lugar apropiado para celebrar la cumbre de la OTAN que debe decidir la ampliación de la Alianza a varios países centroeuropeos. Sobre esta cumbre pesan nuevos nubarrones. Ayer mismo, Albright viajó a Moscú para explicar a los rusos que no pueden esperar grandes concesiones occidentales a cambio de amortiguar sus críticas a la ampliación de la OTAN al Este, una opinión que Aznar comparte.
El presidente norteamericano aludió a que EE UU quiere trabajar "en asociación" con España en la mejora de sus relaciones con América Latina y dijo que "deseaba" dar por cerrado el conflicto entre Europa y EE UU sobre la ley Helms-Burton.
En alusión a Cuba, Aznar firmó que "no tiene sentido que EE UU y Europa estén divididos por este asunto". "Hemos hablado de libertades y derechos humanos en Cuba", dijo, "y compartimos el deseo de actuar del modo más inteligente para facilitar las cosas a los cubanos".
Aznar, según fuentes gubernamentales españolas, fue a la Casa Blanca con un gran objetivo: convencer a Clinton de que España es un aliado tan o más fiable que los principales socios europeos de Washington, y, por lo tanto, debería ocupar un papel más importante en las relaciones trasatlánticas. A tal efecto, aportó el compromiso de una plena integración en la OTAN, la voluntad de seguir participando en misiones internacionales de paz y una influencia propia en América Latina y el Mediterráneo.
EE UU, por su parte, agradeció que España ayude a que la UE no cierre la puerta al ingreso de Turquía, porque ello perjudicaría a la Alianza Atlántica. Ankara ha amenazado con bloquear la ampliación de la OTAN si se desprecia su candidatura.
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