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En busca de un nuevo estilo

En un intento por adoptar el "estilo norteamericano" en su primera visita oficial a EE UU, Aznar evita leer los discursos y opta por dar la impresión de que es capaz de improvisar e incluso de hacer chistes. Tras reiterar que él es un castellano serio y de pocas palabras, ensaya un par de bromas, las celebra con sus personalísimas sonrisas y, luego, se pone serio y se lanza a una exposición sobre su visión del papel de España en el mundo.

El intento es meritorio, puesto que es cierto que los norteamericanos esperan de los políticos que sean simpáticos y buenos "showmen" o "showomen", pero los chistes quizá son algo discutibles y la posterior exposición se va alargando sin poder evitar transmitir la impresión de un tema aprendido de memoria y subrayado con una permanente agitación de la mano derecha.

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En la noche del martes, Aznar bromeó sobre la buena suerte que aporta al comentar en la universidad de Georgetown, en Washington, que su estancia en Wall Street coincidió con una subida importante de las cotizaciones. Y luego repitió la broma que ya había empleado en la universidad neoyorquina de Columbia. Pidió al rector que fuera comprensivo a la hora de los futuros exámenes con el tiempo. perdido por los estudiantes que acudían a su charla, y añadió que si alguno tenía problemas contaba con su mediación ante las autoridades académicas. Un especialista en imagen de los que abundan en EE UU diría que, entre las sonrisas y la pomposidad institucional, Aznar no termina de encontrar su estilo.

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