Tokio apoya sin reservas la intervención armada

Tras defender durante meses la solución pacífica como única salidá a la crisis de los rehenes, Japón respondió ayer con palabras de profundo agradecimiento y respaldo incondicional a la operación militar lanzada por Perú. Durante el largo día que comenzara con las imágenes del asalto, no se oyó en el Ejecutivo ni en los círculos políticos y empresariales japoneses crítica o recriminación alguna por la estrategia militar peruana, en la que no se incluyeron consultas previas para el ingreso armado dentro de un edificio de soberanía japonesa.El primer ministro japonés, Ryutaro Hashimoto, insistió en que lo importante fue el resultado, la liberación de la mayoría de rehenes con escasas bajas, por encima de los métodos utilizados, del pacto de paz firmado con el presidente Fujimori en Canadá o de la garantía de soberanía nacional para las legaciones diplomáticas.

Hashimoto hizo llegar personalmente su respaldo a Fujimori durante una conversación telefónica en la que agregó que "si hubiera estado en su lugar, probablemente habría hecho lo mismo". Horas más tarde, durante una reunión con todas los partidos políticos del país, fue más contundente al afirmar que el ataque militar sin consulta previa había sido "imprescindible" para garantizar el éxito de la operación. Este apoyo será transmitido directamente a Fujimori por el ministro de Asuntos Exteriores, Yukihiko lkeda, quien partió ayer a Lima con un mensaje personal de Hashimoto cuyo contenido no se reveló. Las demás formaciones políticas japonesas coincidieron con la postura de Hashimoto. Sin embargo, la oposición no ocultó sus críticas hacia el Gobierno por la falta de determinación y claridad de ideas que han caracterizado su postura. durante el secuestro.

Pocas horas después de conocerse el fin del secuestro, el Gobierno nipón anunció la reapertura de las líneas crediticias a Perú y de la ayuda social y humanitaria. Sin embargo, el mensaje lanzado por el líder emerretista Néstor Cerpa, fallecido ayer durante la toma, de que el respaldo económico japonés sólo sirve para beneficiar a la élite y contribuye al empobrecimiento de Perú ha dejado huella en Tokio: el Gobierno replanteará sus proyectos de ayuda, reorientándolos a programas educativos, sanitarios, a ONGs y a aquellos proyectos que beneficien a los sectores sociales menos favorecidos.