Clinton acude a la cumbre con Yeltsin decidido a no ceder un ápice en la ampliación de la OTAN
Habrá ampliación de la OTAN a Europa del Este, les guste o no les guste a los rusos. Con esa idea fija, el presidente Bill Clinton abandonó anoche Washington en dirección a Helsinki, donde hoy y mañana celebrará su primera reunión con Boris Yeltsin desde las elecciones norteamericanas y la enfermedad del presidente ruso. A tenor de las posiciones previas de las dos partes, es muy iníprobable que la cumbre de Helsinki, la más dura sostenida por norteamericanos y rusos desde el final de la guerra fría, culmine con un consenso sobre la expansión de la Alianza Atlántica.
Clinton introdujo ayer una nota optimista al comentar el que, será su undécimo encuentro personal con Yeltsin y el primero desde hace casi un año. "Nunca hemos sostenido una reunión que no haya concluido con progresos constructivos", dijo. No obstante, muy bien ha de funcionar la química personal para que la cumbre no termine con otro resultado que no sean los acuerdos sobre control de armamentos y asuntos económicos.Uno y otro tratarán de romper el hielo con comentarios sobre sus respectivas situaciones físicas: Clinton en silla de ruedas tras su caída de una escalera, y Yeltsin recuperándose de una operación de corazón.
Pero las declaraciones de los dos principales colaboradores de Clinton para asuntos internacionales, la secretaria de Estado, Madeleine Albright, y el consejero de Seguridad Nacional, Samuel Berger, no dejan el menor resquicio para la duda. En una conferencia de prensa conjunta en la Casa Blanca, Albright y Berger insistieron en que, como prometió Clinton durante la campaña electoral y como tiene previsto la organización militar occidental, los 16 miembros de la ,OTAN ofrecerán en su cumbre de Madrid del próximo julio la integración en su seno a varios países del extinto Pacto de Varsovia. [El portavoz del Kremlin, Sergei Yastrzhembsky, aseguró ayer que el presidente y el liderazgo ruso están convencidos de que una ampliación de la OTAN sería el mayor error estratégico desde el final de la guerra fría].
Albright y Berger expresaron con claridad meridiana la posición de la Casa Blanca y el Departamento de Estado: Washington desea sostener las mejores relaciones con Rusia, pero no al precio de bloquear la entrada en la OTAN antes del año 2000 de países como Polonia, Hungría y la República Checa. En Helsinki, dijo Albright, Clinton "será claro respecto a las líneas que no cruzaremos y las barreras que no levantaremos. Pero la expansión de la OTAN continuará su camino. Nuevos aliados disfrutarán de los beneficios y asumirán las responsabilidades de la afiliación. Los primeros nuevos miembros no serán los últimos; no excluiremos en el futuro a ninguna democracia europea".
Derecho de veto
Albright confirmó que Estados Unidos desea que la OTAN pacte con Rusia una carta que precise los términos de sus relaciones, pero insistió: "Puedo asegurarles que el presidente no va a regatear con los derechos de los centroeuropeos".Fuentes diplomáticas norteamericanas han declarado a este periódico que Washington está convencido de que la debilitada Rusia de Yeltsin está jugando de farol en su oposición a la ampliación de la OTAN, y que, en realidad, intenta obtener "el mejor precio posible para algo que aunque le resulte amargo sabe inevitable" . La mayoría de los analistas norteamericanos están con vencidos de que China, y no Rusia, es la gran potencia con la que EE UU tendrá que vérselas en el siglo XXI. No obstante, por su impresionante arsenal nuclear, Rusia, añaden, debe ser objeto de un trato norteamericano paricularmente cortés que ya no se corresponde a su poderío.
La Casa Blanca y el Departamento de Estado saben que Yeltsin no puede aparecer en Helsinki como un líder débil frente a Occidente ante las fuerzas nacionalistas y comunistas que dominan la Duma, y que, al decir de las fuentes consultadas Por este periódico, "no son conscientes de la debilidad real de su país". Pero por encima de esa consideraciones está la necesidad de Clinton de revalidar su propio liderazgo y el de EE UU ganándole a Rusia el pulso sobre la ampliación de la OTAN.
Albright reiteró que el presidente norteamericano no está dispuesto a la menor flexibilidad sobre el fondo de la disputa en sus reuniones con Yeltsin. "No estamos adoptando ninguna posición retórica" dijo. La secretaria de Estado rechazó la expresión "concesiones" -"esa palabra no es la apropiada"- utilizada por Yeltsin al afirmar que ya ha cedido demasiado desde el final de la guerra fría.
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