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El MOMA expone la obra de Álvarez Bravo, un revolucionario de la fotografía moderna

Tres galerías neoyorquinas se suman al gran homenaje dedicado al artista mexicano

El fotógrafo mexicano Manuel Álvarez Bravo, que tiene 95 años y sigue en activo en Coyoacán, cerca de la capital federal, es esta primavera uno de los artistas más y mejor representados en Nueva York. Una gran retrospectiva de 175 obras en el Museo de Arte Moderno (MOMA) ha coincidido con exposiciones en tres galerías de la ciudad. Descrito por el MOMA como "uno de los inventores del vocabulario moderno de la fatografía", Álvarez Bravo es también decano de la profesión y maestro de un género artístico de magia sutil y surrealismo inintencionado.

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Poética propia

Setenta prolíficos años de trabajo del maestro están colgados en las paredes del MOMA en una muestra (abierta hasta el próximo 18 de mayo) donde no hay lugar para el efectismo. Todas las fotografías de Álvarez Bravo tienen Prácticamente el mismo tamaño (17 por 24 centímetros) y hay que escudriñar el recuadro para ver los complejos mundos que hay muy dentro de ellas.Pese a haber recogido influencias de artistas y fotógrafos de todo el mundo, los argumentos de Álvarez. Bravo son clara e intrínsecamente mexicanos. Nació en 1902 cerca de Ciudad de México y de niño vivió su país a través de las revoluciones y las drásticas sucesiones en el poder, cuya violencia le impactó profundamente. En una carta al MOMA fechada en 1943, Álvarez Bravo reconocía humildemente que, después de trabajar como contable en su juventud ("dinero abstracto", llamaba a su ocupación), se sumergió en la fotografía porque le interesaba el arte y creía que éste era el camino "más fácil".

Indisociable también del trabajo de muralistas como Diego Rivera y José Clemente Orozco, Álvarez Bravo fue el contemporáneo de Frida Kahlo, Sergei Eisenstein (a quienes retrató) y del surrealista francés André Breton, quien trató de convencerle de que sus fotos eran parte del movimiento, cosa que el méxicano no tenía muy clara. Fue además cineasta y amigo de Luis Buñuel, con quien colaboró en Nazarín en 1958. Si hay un surrealismo en las fotografías de Álvarez Bravo éste se deriva del implacable realismo de Ciudad de México. A petición de Breton, Álvarez Bravo sí realizó al menos un . a imagen premeditadamente surrealista en 1939: La buena fama durmiendo, una de sus obras maestras.

Distorsión y fantasía

Pero el artista rodeó sus obsesiones de muerte, distorsión y fantasía con una enorme sutileza. Como dijo el propio Álvarez Bravo en una ocasión: "Cuando se busca la simbología y el misterio, se contacta con una enorme sorpresa: la realidad". La crónica social con tintes de fantasía urbana casi inconscientes es su marca.

En los años 40 Álvarez Bravo tornó su atención al paisaje rural, y en los 60 y 70 experimentó con el color y los desnudos. Actualmente, con casi un siglo de existencia, vive y trabaja en su residencia del distrito histórico de Coyoacán.

Otras tres exposiciones en Nueva York abordan la obra de Manuel Álvarez Bravo. La Robert Miller Gallery ha presentado una muestra de antiguas emulsiones de plata como soporte de "imágenes que son ala vez sensuales, brutales, elusivas, anecdóticas y extraordinarias". En la galería Throckmorton Fine Art se pueden ver hasta el próximo 3 de mayo fotografías de Manuel Álvarez Bravo y de quien fue su primera mujer, Lola Álvarez Bravo, y la Witkin Gallery ha montado la muestra 95 imágenes para el 95 cumpleaños; también hasta el 3 de mayo.

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