El pacto para nuevas elecciones no frena el avance de los rebeldes en Albania
ENVIADO ESPECIALLa tierra desaparece rápidamente bajo los pies del presidente albanés, que ayer anunció en un mensaje a la nación que accede a todas las condiciones básicas planteadas por sus adversarios políticos y los rebeldes que cada día, y ayer no fue una excepción, le comen unos pocos kilómetros en el sur del país. En un solemne mensaje televisado, rodeado de sus más significados rivales políticos, Sali Berisha amplió a una semana el plazo para que los insurrectos entreguen sus armas y se comprometió a la formación de un Gobierno de "reconciliación nacional" y a la celebración de nuevas elecciones antes de que acabe junio.
Berisha, que en el curso de una semana ha retrocedido vertiginosamente desde una intransigencia altanera a las posiciones de ayer, anunció también una amnistía general para todos los albaneses, militares incluidos, que se han sumado a la revuelta popular antigubernamental, iniciada en enero tras el colapso de los extendidos planes de ahorros piramidales, que prometían fabulosos réditos mensuales.
En un gesto para la galería, el jefe del Estado aprovechó para declarar la fecha de ayer como día de luto por quienes han perdido la vida en la convulsión que está sacudiendo al arruinado país subalcánico. Son ya decenas de víctimas del conflicto, a las que ayer se sumaron otras cinco en duros enfrentamientos entre fieles a Berisha y gentes de Permet, en el alzado sur.
Las concesiones del presidente de Albanía son recibidas con disparos de júbilo en Valona
El desacreditado mandatario albanés, que se hizo reelegir presidente por cinco años por un Parlamento a sus órdenes hace tan sólo una semana, ha sufrido en los últimos días no sólo importantes reveses militares, con la rendición o deserción de unidades claves en el sur del país, sino también una multiplicada presión exterior.Los Gobiernos de la Unión Europea y de Estados Unidos han dejado claro, a Tirana que Albania volvería al aislamiento, incluido el económico, si no se iniciaba un diálogo inmediato entre las fuerzas políticas que evite el enfrentamiento civil y ponga las bases para la pacificación del país.
Lamberto Dini, ministro de Exteriores de Italia, tal vez el país europeo más preocupado por la volátil situación en el Estado más pobre de Europa, del que apenas le separa el mar Adriático, llegó ayer a Albania. El diplomático fue invitado a Tirana por el Gobierno y la oposición con el fin de "garantizar el acuerdo alcanzado ayer" entre Berisha y sus oponentes, que además de incluir elecciones parlamentarias antes de junio próximo y la formación de un Gobierno de reconciliación nacional, prevé una amnistía para todos los rebeldes -civiles y militares- implicados.
La alocución presidencial sido valorada como un gran paso adelante por los jefes de los principales partidos albaneses, algunos de los cuales aparecieron ante las cámaras de la televisión estatal junto a su rival declarado. En la ciudad rebelde de Valona, foco de la protesta, la virtual rendición pública de Sali Berisha se recibió con disparos al aire como muestra del júbilo de los sublevados por las renuncias del régimen.
Las concesiones presidenciales van a poner a prueba la supuesta unidad de los comités representativos de los insurrectos, que en los últimos días han reiterado que sólo devolveran las armas cuando Berisha ceda el poder. En Saranda, una de las localidades más radicalizadas por la protesta popular, sus portavoces declararon: "Berisha ha dado un paso adelante, ahora esperamos los siguientes".
El comité de Gjirokaster, la ciudad más importante del sur, desde el sábado perdida. para el Gobierno, guardaba silencio anoche. Los rebeldes se apoderaron ayer de la vecina localidad de Permet. Cinco personas murieron en los enfrentamientos entre el Ejército y los sublevados, según la televisión griega SKAI.
El Gobierno de "reconciliación" anunciado, por el presidente incluirá a los socialistas (ex comunistas), principal partido de oposición, a quienes hasta ayer Berisha detenía y apaleaba por considerarles como instigadores de la revuelta que le ha puesto contra las cuerdas. Neritan Ceka, jefe de la moderada Alianza Democrática y personaje clave en el proceso negociador entre los partidos y el autoritario jefe del Estado, dijo anoche que cree que los insurrectos, a pesar de estar fortalecidos por la extensión de su protesta y la inacción del Ejército, acabaran por deponer las armas.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.