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Brusca caída de la deuda española por las dudas sobre la unión monetaria

Victoria Carvajal

La posibilidad de que se retrase la puesta en marcha de la unión monetaria gana cada día adeptos en los mercados financieros. Italia y, por contagio, España, son los dos países europeos más perjudicados de este cambio de expectativas. Sus mercados de deuda sufrieron ayer un brusco retroceso y tanto la peseta como la lira tuvieron que ser defendidas por sus respectivos bancos centrales. La Bolsa de Madrid no se vio tan presionada, aunque al cierre perdió casi un 1%, arrastrada por Nueva York.

La ola de euroescepticismo que recorre estos días los mercados ha dado al traste con la tendencia a la baja de los tipos de interés en los mercados europeos llamados periféricos, aquéllos más alejados de la convergencia, como Italia y España.Ayer, la avalancha de ventas en el mercado de deuda español provocó que la rentabilidad del bono español a 10 años, que sirve de referencia para los préstamos a largo plazo y para las emisiones de deuda del Tesoro, subiera hasta el 7,01%, 0,25 puntos más que el jueves y 0,40 más que el mínimo alcanzado a mediados de enero. El diferencial con el bono equivalente alemán, que refleja la prima de riesgo que exige el ahorro exterior para invertir en España, aumentó de 1,23 a 1,44 puntos. Hace un mes, era sólo de 0,85 puntos.

Igualmente, la mayor debilidad de la peseta está reduciendo el margen de bajada de los tipos a corto plazo de que disponía el Banco de España gracias a la reducción de la inflación. En un contexto de debilidad cambiaria, coinciden en señalar los analistas consultado!, una bajada de los tipos puede alimentar la presión especulativa sobre la peseta. El banco central intervino varias veces ayer en los mercados de divisas para evitar que el marco alemán se, apreciara más allá de las 85 pesetas. La autoridad monetaria logró que la moneda alemana cerrara a 84,93 (84,85 el día anterior).

Estas turbulencias nada tienen que ver con un deterioro de la economía española. Es más, el último dato conocido, la reducción de la inflación al 2,9% en enero, fue sorprendentemente bueno. La oleada de caídas está relacionada con la débil sítuación de la economía alemana, que puede impedir que la primera potencia europea cumpla los criterios de Maastricht, y las dificultades fiscales de Italia, cuya entrada en el euro está, al los ojos de los inversores, muy vinculada a la de España.

El aumento del paro en Alemania; su débil crecimiento y las dificultades que puede encontrar Bonn para reducir el déficit por debajo del 3% del producto interior bruto (PIB) que exige Maastricht, ha disparado. las alarmas de la ortodoxia alemana, especialmente del Bundesbank (banco central), que aboga por retrasar la moneda única antes de constituir un euro político que dé entrada a países con menos credibilidad.

Mientras, en Italia, los socios parlamentarios del Gobierno de Romano Prodi, el anterior partido comunista, se resisten a aceptar más recortes de los gastos sociales para cumplir con los criterios de Maastricht y abogan por aplazar el ingreso, de Roma en la unión monetaria. Ayer, además, se conocieron los datos de crecimiento para 1996: un 0,8%. Este dato, menor de lo esperado, hace temer que la recuperación sea lenta y que, por tanto, el ritmo de ingresos fiscales sea menor del previsto.

La Bolsa española, que había aguantado bien la presión vendedora que afectaba a la deuda, se vio arrastrada por la caída de Wall Street y perdió un 0,92%, informa Rafael Vidal. Nueva York recibió mal la noticia de que el crecimiento del último trimestre del año, menor de lo previsto, deja el aumento del PIB para todo 1996 en el 2,5%, una décima menos del nivel esperado. El Dow Jones llegó a perder más de 50 puntos.

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